ABCdario / FUEREÑOS

Por Víctor Octavio García

 

Allá por 1972-74, tiempos de mucha efervescencia política en mi tierra, época del “Calate León”, de protestas y huelgas donde hicieron sus primeros pininos los “izquierdistas” que hoy nos gobiernan, el gobierno dispuso construir varias casas en Caduaño para ejidatarios a fin de atemperar los ánimos rijosos entre ejidatarios y pequeños propietarios, las casas se construyeron con materiales de la región, utilizando mano de obra de la región -de los mismos ejidatarios- pero tuvieron que traer albañiles y ayudantes de albañiles (macuarros) de Sinaloa, recuerdo en particular a un ayudante de albañil apodado el “Fanta” -nunca supe su nombre- que era de Sinaloa, tenía una forma muy peculiar de hablar, muy trabajador, respetuoso y propio pero muy feo, era güero con el pelo lacio, chaparro y medio encorvado ¡ah! pero qué pegue tenía con las muchachas, más bien con las mamás de las muchachas casaderas, todas querían al “Fanta” para sus hijas, se les hacía buen partido; cuando había baile las muchachas bailadoras eran casi obligadas por sus mamás para que bailaran con el “Fanta”, la “Pichucha”, legendaria maestra de los tiempos del “Chucho” Castro y de don Domingo Carballo, toda la noche se la pasaba en la pista del baile diciéndole a las bailadoras “bailen con el Fanta”.

Guardada las proporciones es lo mismo que acaba de pasar con nuestros historiadores y uno que otro intelectual que fueron brutalmente seducidos por Carlos Lazcano hace un par de meses; Carlos Lazcano, reconocido historiador e intelectual de BC, no hizo más que airear sus intenciones de experimentar un día de fama y gloria con el solo hecho de deslizar la posibilidad de cambiarle de nombre al estado de Baja California Sur por el del mítico nombre de California y todos se fueron con la cargada exhibiéndose asimismo como carentes de autenticidad, honestidad intelectual y sobre todo de valor propio; aquellos que han hecho carrera -y nombre- escribiendo libros bajo la manoseada técnica de la vieja escuela de “copia y pega”, no tardaron en inundar las redes y los medios con bibliografía e información histórica de la California originaria, de la California mítica que cita Garci Rodríguez de Montalvo en las Sergas de Esplandián.

Lo que pasó es de todos conocidos; trajeron al historiador bajacaliforniano, se declaró el 14 de noviembre como “Día de la Californidad”, San Lucas se vistió de gala con la visita de diplomáticos extranjeros -españoles- mientras Lazcano se dejaba seducir con tertulias aderezadas con exquisitas viandas sudcalifornianas como queso de chiva, aceitunas, vino artesanal (misional) sin faltar claro está, la machaca de res, de mantarraya y las tortillas de harina; el grueso de nuestros historiadores y uno que otro intelectual no pudieron resistirte a la tentación y allí van como borreguitos. Desconozco qué pasó, si Carlos Lazcano los estaba utilizando para sus fines personales o los historiadores pensaron utilizar a Lazcano para promover el cambio de toponimia de estado de Baja California Sur, el caso es que a las pocas semanas el historiador bajacaliforniano de deslindó del cambio del nombre del estado y de las mustias intenciones de los historiadores de BCS.

En una reunión a la que asistí, a mediados de diciembre, como integrante fundador del Movimiento en Defensa del nombre de Baja California Sur, Lazcano nos hizo llegar jun mensaje, a través de un propio, donde el historiador se deslindaba de toda pretensión de cambiar de toponimia al estado de Baja California Sur, declarándose respetuoso de nuestro movimiento y del sentir y la decisión que tomáramos los sudcalifornianos, y mucho hay de eso; hasta donde sabemos, el historiador bajacaliforniano es un devoto estudioso de Hernán Cortés, del que tiene varias libros escritos.

Al final del día, como dicen los clásicos, Carlos Lazcano salió a salvo, tuvo su día de fama y gloria, mientras nuestros historiadores, por aras del destino o una mala jugada de la suerte, se quedaron vestidos y alborotados con la California mítica, la California originaria, la California de siempre, y el medio cultura sudcaliforniano sin nadie quien le escriba (líder). ¡Mira pues!; ahora solo resta ver quién utilizó a quién, si Carlos Lazcano utilizó a los historiadores sudcalifornianos o si los historiadores sudcalifornianos utilizaron a Lazcano. Cosas veredes Sancho. ¡Échense ese trompo a la uña!.

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