ABCdario / ¡QUÉ TIEMPOS AQUELLOS!

Por Víctor Octavio García

 

En memoria de mi mamá, María del Consuelo Castro Verduzco. Descanse en Paz

 

En 1972-73 el presidente Luis Echeverría puso en marcha un ambicioso programa de desmontes para la siembra de zacate bufel, y de esa formar darle trabajo a campesinos y jornaleros; en ese tiempo estudiaba secundaría y en vacaciones me daba de alta en los trabajos de los desmontes donde pagaban el jornal en 535 pesos a la semana (sábados); recuerdo muy bien porque fue cuando comencé a fumar; los cigarros Raleigh que eran finos y caros costaban $3.55, los Fiestas que eran los de batalla $1.60 y los más baratos Argentinos .80 centavos y Delicados sin filtro .60 centavos; en esa misma época comenzaron a conocerse las grabadoras y ¡vaya que eran novedad!; se podían grabar canciones o música de Los Muecas, Los Fredy y de Lorenzo de Monteclaro que eran los que rifaban.

Yo no sabía agarrar el hacha ni el machete pero cobraba 535 pesos cada sábado como cualquier trabajador, y era feliz, Jorge García, primo hermano, a quien apodábamos el “Cuadro” porque era chaparro y gordito, su máximo sueño era comprar una grabadora para grabar a los “Tupamaros”, conjunto musical que fundó mi casi hermano y compadre Martín “Turte” Verduzco, rolas como “La Múcura”, “Indita Mía”, “Silvia de mi querer”, “El Novillo despuntado” y “Sirenita” entre otras; en la segunda raya el “Cuadro” compró una grabadora marca Sony, una bruta grabadora que parecía radio RC Víctor, y se la pasaba grabando pendejada y media; el “Cuadro” vacilaba mucho a mi mamá que pecaba de ingenua, así que un día se la ideó para grabarla; Juan Lucero “Copete” que se crio con mi familia acarreando agua, leña y haciendo mandados, mi papá lo quería mucho, cuando se casó en 1965 o 1966 él y mi mamá fueron sus padrinos de bodas, así que al poco tiempo se lo llevo de ayudante al bar en el hotel Palmilla donde trabajaba de cantinero asignándole la alta y delicada responsabilidad de que lavará los vasos, limpiará las mesas y que no faltara el hielo en el bar; partir limones, naranjas, rebanar piñas y todo lo que se requeriría en la preparación de los tragos, luego que “Copete” comenzó a ganar dinero le dio por comprar carros; mi papá que era  medio “fanfarrón” y que siempre traía el mejor carro había comprado un Ford Mercury Ciclone de dos puertas precioso, de los carros que comenzaban a entrar (zona libre) traído del norte por uno de los primeros yarderos que hubo en San José del Cabo muy conocido en ese tiempo que le decían “Sandimey” –nunca supe cómo se llamaba– y el no menos famoso “Patas Blancas”, también de San José del Cabo; a los pocos días le trajeron a “Copete” un Ford LTD de dos puertas, con la palanca de los cambios abajo –era automático– (el primero que me tocó ver así) color rojo, un rojo encendido, precioso carro, mucho más bonito que el de mí papá; recuerdo que cuando le preguntaban a “Copete” de qué color era su carro contestaba “rojo stop lights”; el “Cuadro” malició que mi mamá andaba “picada” con “Copete” porque traía mejor carro que mi papá, así que un día metió aguja para sacar hebra y la movió para que hablará; mi mamá era enemiga de andar en mitotes, no se metía con nadie, sin malicia pero ingenua a más no poder, para esto llegó el “Cuadro” a mi casa y sobre la mesa de la cocina puso la enorme grabadora (mi mamá no conocía las grabadoras) y le echó andar sacándole plática sabiendo que andaba “enchilada” con “Copete” por el carro y comenzó hablarle chulada y media del Fort LTD “rojo stop ligths” de “Copete” hasta que mi mamá explotó y se soltó hablando; que “Copete” debía mucho, que no comía por tener carro, que no sabía manejar, que era muy presumido, que no tenía en donde caer muerto, etc., quedando fielmente grabado en la Sony; ese mismo día me habló el “Cuadro” para enseñarme la grabación y me cague de risa al escuchar la voz de mi mamá y lo que decía de “Copete”; a “Copete” lo veíamos como de la familia (al paso de los años mi papá le dio la casa donde vivíamos en Caduaño donde aún viven sus hijos, él y Rosalba su esposa, ya murieron).

Cuando llegue a mi casa, y sin decir agua, le dije, Consuelo –así tuteaba a mi mamá– está bueno que no andes de habladora, me enteré que estuviste hablando mucho de “Copete”, volteó a verme, arqueó una ceja como María Félix y me preguntó ¿Quién te dijo? y le respondí nadie, yo escuche lo que hablaste le repliqué, ¡ah! y donde cabrones estabas que no te vi, me inquirió, yo no estaba sino que escuche en una grabadora lo que dijiste y es tu voz; la veo que de golpe se desencaja y se pone nerviosa, intrigada y muy preocupada luego de que recapacita de que la había grabado el “Cuadro” se queda grody, ida.

Días después con “la cola entre la patas” va el “Cuadro” para mi casa y le explica lo que había pasado y le entrega el casete de la grabación como garantía de que no difundiría lo que había grabado, mi mamá no dijo nada pero le agarro mucha desconfianza; tiempo después solía decir en descargo, “ese “Cuadro” es muy cabrón”.

Vaya esta anécdota como un recuerdo imperecedero de mi mamá, como un humilde homenaje a quien le debo todo, la vida misma; para Juan Lucero Amador “Copete”, a quien vimos y sentimos como de la familia siempre en los afectos más íntimos y cercanos de mi familia, a su esposa Rosalba Navarro Castro a quien recordamos con cariño, afecto y respeto y a sus hijos Saúl –fallecido– Germán, Lipy y Chumary muchachos de bien, entregados al trabajo, a su tierra y a su familia. Que Dios los bendiga.

Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a victoroctaviobcs@hotmail.com