Por Salvador Castro Iglesias
Esa frase cobra vigencia cada día, las cosas van cambiando y vemos que nada es para siempre, no lo es porque el mundo evoluciona, nuevas ideas vienen, descubrimientos que van poniendo en duda antiguas creencias que se daban por hecho y hoy ya forman parte del pasado; sabemos que la tierra es redonda pero antiguamente se pensaba que no era así, todos daban por hecho que era cuadrada.
Lo anterior me viene a la mente al ver a lo largo de mi vida como han ido desapareciendo sistemas políticos que su tiempo fueron poderosos como el Comunismo y hoy evolucionarios a otras formas de vida y de gobierno.
Las cosas van cambiando muchas veces para mejorar y otras para retroceder, lo importante es poder adaptarnos y evolucionar a su vez para estar acorde con las nuevas circunstancias y formas de convivencias nuevas. El COVID-19 nos puso a prueba como civilización y estamos aprendiendo de nuevo a socializar con nuevas formas de conducta y de higiene y salud.
Alguien me dijo que aunque el virus se fuera, se desterrara o terminara esta pandemia, los seres humanos estamos aprendiendo a convivir, a seguir haciendo nuestras vidas pero ahora desde otra perspectiva tal como la sana distancia, aprendiendo a mantenernos alejados unos de otros y a evitar las grandes aglomeraciones en las que el virus es mucho más propenso a contagiarnos.
La tecnología como el internet y las computadoras nos han dado la alternativa para seguir activos y productivos, podemos leer y vernos a través de las llamadas redes sociales, contamos con cámaras para sabernos vivos y estar en contacto con nuestros seres queridos.
Sabemos bien que siempre se extrañarán los abrazos, los besos, los apretones de mano, somos seres sociales y en verdad que se extraña lo anterior, pero así son las cosas y cuando veo como amigos(as) muy queridos por mí mueren por causa de esta pandemia, no me queda más que seguir los protocolos creados para que podamos sobrevivir como especie.
La vida continúa, cada día y a cada instante y ya no podemos solo ser espectadores de ella, somos y debemos ser partícipes de lo que acontece, cambiar hábitos y costumbres por el bien propio, de los demás y sobre todo de nuestro medio ambiente.
Con tristeza leo y veo como seres humanos irresponsables tiran desechos y basura en nuestras playas, arroyos y ríos, contaminando el planeta, repartiendo virus y bacterias a discreción sin tomar en cuenta que más tarde que temprano todo volverá a nosotros.
Somos expertos en criticar y juzgar, pero pocos llevamos a los hechos alguna propuesta, tiramos la piedra y escondemos la mano.
Nos dicen que si somos rojos, amarillos, verdes o morados no podemos convivir juntos, que las ideas de otro no pueden ser bienvenidas solo por el simple hecho de no concordar con las nuestras. Sin embargo en esta nueva configuración política que se estrena en Baja California Sur, vemos como personas de diferentes partido políticos se suman a un proyecto y prometen hacer mejor que en otras administraciones. Al tiempo.
No debemos olvidar que en este pedazo de nuestra Patria vivimos personas de diferentes culturas, con orígenes en otras latitudes pero que llegaron a esta tierra con un sueño, progresar para llevar bienestar a sus familias y sumarse el desarrollo de nuestro Estado.
Como sociedad debemos estar unidos, aportar la parte que nos corresponde, ser mejor ciudadanos y sobre todo dar tiempo a que arranque este Gobierno y podamos ver en los hechos, los resultados que han prometido.
Nada es para siempre, pero siempre quedará el recuerdo y los hechos contundentes, las palabras y discursos dichos ya pasaron, hoy toca enfrentar una realidad vigente, atender los enormes rezagos en suministros de agua, luz, recolección de basura, pavimentación, empleo y muchos otros que definitivamente solo podrán ser atendidos en la medida en todos participemos.
Ya no debemos tirar la piedra y esconder la mano, salgamos a construir, a proponer, a hacer cosas, todo para bien de todos. Solo pisando fuerte es como se deja huella indeleble y permanente, con hechos y no palabras. Así y solo así podremos estar orgullosos del camino que dejamos listo para aquellos que vienen detrás de nosotros, o sea para las futuras generaciones.
Ya no importan los colores, las razas, los tipos de piel, solo importan las propuestas, lo que hagamos todos, aunque sepamos que la marcha y dirección será guiadas por hombres y mujeres que hoy están al frente, los que estamos detrás debemos seguirlos siempre y cuando ese rumbo a seguir sea el del bienestar para todos, sin distingos pues todos hemos sido cobijados por esta hermosa tierra y a ella nos debemos.
Nos leemos más adelante. . .