Por Salvador Castro Iglesias
Hoy leo en las redes sociales que un sujeto agredió a golpes a un empleado de una tienda de comida de autoservicio solo porque este le pidió se formara en la fila para poder atenderlo, leer las diatribas diarias de nuestro Presidente descalificando a diestra y siniestra a muchos Mexicanos que no están de acuerdo con él, creando a su vez solo dos calificativos para todos los que vivimos en este hermoso País llamándonos Chairos o Fifís. Personas agrediendo a otros seres humanos solo por no coincidir con su forma de pensar; me hace darme cuenta de que la barbarie se está volviendo algo cotidiano.
Es ya común poder ver o leer en los medios de la violencia que poco a poco se apodera de nosotros, saber que la seguridad se va volviendo cotidiana y que muy poco se hace para volver a ese estado de Derechos que muchos Mexicanos añoramos.
¿Dónde quedó el respeto entre nosotros?, la libre expresión de ideas, el pensamiento diferente que cada uno pueda tener, el no estar o estar de acuerdo con tal o cual cosa sin recibir mentadas o hasta golpes por ello.
Veo un País que cada día cae en la barbarie, sin respeto a las personas y a sus formas de pensar, todo en aras de un poder avasallante que a toda costa quiere hacerse con las mentes y acciones de todo un pueblo, un pueblo de personas pensantes, de gentes que emigraron para ser Mexicanos, trayendo sus culturas, su aportes y sobre todo pidiendo un espacio para salir adelante gracias a su esfuerzo y trabajo digno y honorable.
Si gracias a tu esfuerzo y dedicación logras hacer algo, entonces ya eres fifí y serás calumniado y vituperado o como ahora se dice “Aspiracionista”.
Ser aspiracionista par mi significa que no habrá nada ni nadie que te permita salir adelante con tu esfuerzo, ahorro y dedicación, solo eso.
Llevar mejores condiciones de vida a tus seres queridos claro que es ser aspiracionista, porque a mi muy personal forma de ser solo la gente mediocre es aquella que no avanza y prefiere mejor denostar a otros porque ellos si se atrevieron a tener una mejor forma de vida.
Mala forma de nuestro Presidente de querer imponer una cultura de dádivas cuando la mejor forma de que un País avance es con el esfuerzo, con apoyos si, pero solo para empujar una incipiente empresa que promete crecer para crear mejores oportunidades, para avanzar y no retroceder.
Dando solo dinero porque sí no es la solución, esta se da cuando se apoya al campo con insumos, con tecnología, igual a la pesca y a los sectores primarios, y se vigila el buen uso de los recursos encomendados.
Pero denostar, criticar y pretender crear clases nuevas solo por congraciarse con los que menos tienen me parece totalmente aberrante. Usar a la gente necesitada con el cuento de yo si te apoyo para poder contar con tus votos es algo malsano.
No dudo que tal vez la idea inicial fuera darle ese pequeño empujón a quienes no tenían o tienen los suficientes ingresos para salir adelante, pero también recuerdo ese dicho de “es mejor enseñarte a pescar que darte pescados”.
No soy Psicólogo ni nada de eso, pero cuando la violencia se vuelve algo cotidiano tal vez sea porque no existe satisfacción, hay frustración, envidia y que se yo.
Tampoco veo acciones concretas o castigos contundentes contra esa violencia que se apodera día a día de nuestro País, los grupos delictivos pareciera que campean a sus anchas y no hay quien los detenga, algo pasa y al parecer no hay muestras de que las cosas mejoren en los hechos.
Políticos de ayer y hoy circulan alegremente por nuestras ciudades sin nadie que los llamen a cuentas por los estratosféricos desfalcos a nuestras arcas, con nuestros dineros encomendados a ellos, como bien dicen, no pasa nada aunque pase.
El 2024 se avizora ya y los posibles candidatos salen a las calles vestidos de ternura, amor por el prójimo, vestidos de marca y prometiendo mil cosas que ellos mismos saben que nunca cumplirán.
No se en verdad quienes resultarán ungidos por sus Partidos (no por el pueblo) para dirigir los destinos de este aporreado Pueblo que tanto amo, solo pido que exista conciencia y exigencia para que cumplan con sus infinitas promesas y no terminen como pasa ya desde hace muchos años, repudiados por su pueblo, que a mi ver está cansado de lo mismo, lo cual a la larga podría derivar en más violencia por el hartazgo popular.
Apelo a esa conciencia ciudadana que todavía hoy en día cree que las cosas se deben resolver por la vía pacífica, que todos merecemos respeto, que podemos volver a ser un País ejemplo para el mundo y ocupar las primeras líneas de los medios como civilizados y tolerantes y no ese México violento que pareciera privilegiarse por encima de todo.