Por Salvador Castro Iglesias
En mi querida Ciudad de La Paz en Baja California Sur parece que nunca pasa nada, aunque pase.
Lo anterior viene a cuento porque con eso de que ya estamos en semáforo verde del Sistema de Alertas Sanitarias por el COVID-19, una enorme mayoría de los Paceños (y muchos adoptados), decidieron que tenían que darle alas a esa libertad tan restringida que nos dejaron casi dos años de andar encerrados en nuestras casitas y como que ya basta.
Y ahí salieron a las calles, a las playas, al malecón costero, a los súper mercados y vaya usted a sabe a que otras partes se fueron, todos contentos y felices porque según ellos ya se acabó la pandemia.
Quesque estamos en semáforo verde y arre que ahí te voy, venga la libertad caray, vamos todos a darle gusto al gusto, sin cubre bocas, sin restricciones, sin sana distancia ni nada de eso, al cabo que la pandemia se fue (según ellos) al más allá, o al más acá (vaya usted a saber).
Las Autoridades bien nos dijeron que el semáforo verde abre la posibilidad de poder andar libremente por las calles de nuestra Ciudad, pero NO que andemos al abrazo y al beso y mucho menos en bola como dicen. No, nos advierten que si bien podemos ya salir y reactivar nuestra economía trabajando sin reservas, el virus maldito no se ha ido y que debemos seguir utilizando las medidas sanitarias impuestas durante la pandemia por aquello del llamado rebrote, o por las llamadas ya mutaciones de ese condenado virus.
La verdad es que a nosotros los Mexicanos y sobre todo a los Paceños nos encanta la pachanga, la rumba y la fiesta, y sobre todo el apapacho, los besos y abrazos porque así somos, querendones de corazón y pues la pandemia como que no nos termina de acomodar.
Dios quiera y en una de esas fiestas y pachangas se le ocurra al méndigo virus agarra juerza como dicen y nos ponga una buena pela y vayamos otra vez al encierro, al andar contado muertitos y contagiados por el COVID-19 o como se llame ahora a alguna versión más compleja de ese virus.
Solo basta una mirada al malecón de La Paz en domingo, caray amigos, ya no cabe tanto condenado carro en línea, tanta gente caminando, platicando, corriendo sin cubre bocas ni nada de eso de las sanas distancias. En fin, así las cosas y espero en Dios que esto no nos confine de nuevo.
A mi en lo personal me gusta eso de andar platicando con la gente, conocer nuevos amigos, cuates y demás y me ha costado mucho tener que recluirme en mi casita porque la verdad eso de andarme enfermando como que no se me da aunque me dé.
Han sido dos años de una parálisis económica de la que muchos aún no nos recuperamos, de pérdida de muchos empleos, de hospitales saturados y de muchos muertitos que aún lloramos, pero no entendemos, la pandemia ahí sigue, ahí está y solo espera el momento para enseñarnos que con ella no se juega.
Se que algunos pensarán que soy negativo, amargueta y cosas por el estilo pero después de ver como algunos amigos y personas queridas se fueron en esta pandemia y ya no están con nosotros como que obliga a pensar si debemos re aprender nuevas formas de convivencias, abrazos lejanos, besos de lejos, charlas aisladas y cosas de esas que todavía nos cuesta trabajo entender pero que deberemos llevar a cabo por superviviencia.
¿Cuándo terminará esta pandemia?, ni idea, pero si se que la cosas ya no serán como eran antes, que la humanidad deberá avanzar y crear nuevas formas para interactuar y seguir en este camino que se llama vida.
Los invito a reflexionar, a pensar que mundo queremos para nuestros hijos, y a que hagamos un esfuerzo por replantear nuestras formas de convivir par así poder juntos y todos crear un nuevo mundo.
Nos leemos más adelante …