ABCdario / ¡ESAS IZQUIERDAS!

Por Víctor Octavio García

 

El ala radical de las izquierdas o una parte focalizada de las izquierdas en el estado trae diferencias con Victor Castro, diferencias más bien domesticas que ideológicas; el intempestivo choque con su antiguo “compañero” no es por razones ideológicas sino por el estilo personal de ejercer el poder; justo lo que ocurre en la relación acomedida de las izquierdas con López Obrador y el pragmático impuesto sobre las ideologías en las que descansa la 4T; aquellas arengas de “todo el poder al pueblo” y “hasta la victoria siempre” etc., no son más que el aderezo de la ensalada llamada o autollamada 4T

Totalmente cierto, son izquierdas radicales solo en apariencia, lo insuficientemente radicales para entender que los cambios por los que han luchado, anhelan y pregonan no son posibles –incluyendo lo que llaman “cambio de régimen”– fortalecidos únicamente con el voto popular y tutelados por una frágil aceptación popular; los cambios verdaderos no se hacen por medio de elecciones medianamente democráticas ni mediadamente concurridas, sino a través de movimientos armados y violentos como ha ocurrido a lo largo de la historia.

En el caso de Víctor Castro las diferencias suelen ser más vernáculas que de concepción ideológica; que Castro Cosio haya dejado a varios de esa izquierda radical e irredenta al margen de la integración de su gabinete (gobierno) no marca la diferencia, más bien exhibe y muestra las añejas contradicciones en la que han vivido por años; varios radicales hoy son integrantes del gabinete estatal legal y ampliado –Alicia Meza, Omar Castro, Bertha Montaño, Chema Avilés, Esteban Ojeda entre otros– y no se ve que se hayan solidarizado con esa izquierda radical e irredenta; una simple chamba cambió el curso de la historia.

El ejercicio del poder impone prioridades y sobre todo imperativos de trabajar la gobernabilidad todos los días, lo que no es una condición sine qua non sino un ejercicio cotidiano; hasta hoy lo que más le recriminan a su “compañero Víctor Castro” es que haya llamado a colaborar a prianistas, es decir, reviven con asombrosos parecidos los antiguos miedos y temores que por años atemorizaron a los priístas en torno a las soterradas escaramuzas que se dan en el seno de la eterna lucha de los de afuera contra los de adentro.

Son radicales sí, pero no lo suficiente radicales que les permitan entender que el ejercicio del poder es el mismo con algunos ligeros matices de diferencia; una cara nueva aquí y otra allá no hacen la revolución, mucho menos muchas caras con los mismos gestos y facciones, enseñanzas y lecciones que no han dejado las alternancias en BCS desde 1999; aquellos que se rasgaban las vestiduras de ser fieles a un partido hoy transitan en grupos de interés mostrándose al final de día como meros farsantes de su supuesta fidelidad de ideales convertidos en mortales busca-chambas disfrazados de críticos del sistema o revolucionarios de la transformación, y es ahí donde anidan y abrevan los inconformes con el gobierno de Víctor Castro, en ese pequeño y focalizado nicho de falsos trotskistas, leninistas-marxistas, maoístas y seguidores de Fidel y del Che, que al quedar descobijados arremeten contra el nuevo gobierno, ora sí que por sus obras los conoceréis. ¡Qué tal!.

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