Por Víctor Octavio García
Lo que está ocurriendo en Cuba con protestas sociales en varias provincias de la isla exhibe, más allá de una inconformidad doméstica, el agotamiento del modelo socialista; la respuesta a la rebelión que da el régimen no es, ni por asomo, una repuesta revolucionaria como sostiene el presidente Miguel Díaz Canel Bermúdez; el modelo se agotó y cientos o miles de cubanos perdieron el miedo y decidieron en lugar morir por hambre o por covid morir en manos de las bayonetas; la crisis de los “balseros” es pecata minuta frente a la crisis política y humanitaria que se está gestando en la isla.
Los “gusanos” de Miami como despectivamente llamaba Fidel a los cubanos en el exilio, son solo un referente histórico en los manidos pretextos utilizados por la dictadura para sostener el régimen autoritario que ha gobernado la isla a lo largo de más de seis décadas, ahora fueron los raperos, el reguetón que sostenían añejas diferencias con el gobierno de la Habana y el colapso del sistema de salud que hizo crisis con el pésimo manejo del covid lo que dio pie a las protestas sociales que no se habían visto en más de 60 años del régimen revolucionario, que la población sin un líder o guía identificado, tomarán las calles y plazas públicas para protestar contra el vetusto régimen cuya vida útil se sostiene de respiración de boca a boca gracias a los gobiernos solidarios que integran el foro de Sau Paulo.
Díaz Canel actúa como si desconociera lo que está pasando en la isla y ofrece a cambio un endurecimiento del régimen, justo lo que sacó a los cubanos de su confinamiento a protestar, decididos entre morir por hambre y covid a morir en manos de las bayonetas, exigencias que han paralizado a Díaz Canel y a la rancia burocracia cubana sin más salidas que culpar al imperio yanqui, al Tío Sam y a la CIA, sin reparar que el modelo socialista se agotó, que el sistema de racionamiento con el que mantienen cautiva a la población ya no da para más; la crisis sanitaria aunado al mal desempeño de la economía, el embargo comercial que mantiene Estados Unidos desde hace sesenta años han terminado por minar la maltrecha economía de la isla evidenciándose con el agotamiento del modelo que impide que el régimen ofrezca una repuesta distinta a la represión frente la seria crisis política y humanitaria que se ve venir.
En nuestro país debemos estar atentos a lo que pase o deje de pasar en la isla, las fobias ideológicas del viejo régimen dictatorial son las mismas que permean en México al amparo de la farsa de la 4T; la cantaleta que los cubanos escucharon por años de “que vamos bien”, en México se ha convertido, en los últimos dos años y medio en un himno o sinfonía diaria cuando vemos la destrucción de instituciones, el sistema nacional de salud colapsado, la educación al garete, sin empleo, sin inversión, violencia por todos lados, el crimen organizado apoderado de más de un tercio del territorio nacional participando activa y abiertamente en las elecciones, con masacres, desapariciones, emboscadas, secuestros y protestas todos los días ofrecen una lectura muy distinta a lo que dice el gobierno todos los días “de que vamos bien”.
Ese es el modelo que quiere imponer López Obrador en México, un modelo rebasado y agotado en el campo socialista, lo único que sobreviven de los regímenes socialistas es la perpetuidad de sus dirigentes políticos en el poder como Fidel y Raúl Castro en Cuba, Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, Vladimir Putin que lleva años reeligiéndose en Rusia, el regreso de los Kirchner en Argentina a través de Alberto Fernández y la no menos célebre dinastía de Kim Jong Un que lleva años en el poder en Corea del norte. ¡Qué tal!.
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