Por Arturo Rubio Ruíz
Con el pretexto de que “hay niños trans”, el grupo faccioso de diputados locales al servicio de la comunidad del arcoíris promueve una iniciativa que busca permitir que los niños voluntariamente -incluso contra el parecer de sus progenitores- alteren su inscripción registral para cambiar de nombre y alterar el registro de su sexo biológico -propio de sus caracteres cromosomáticos. y lo sustituyen por un “género” de su elección. De llevarse a cabo ese dislate legislativo, generarán un grave problema de certeza jurídica y de autenticación en los datos de identidad, pues en un menor, sexo biológico y nombre son dos de los factores que más se utilizan para la identificación en caso de extravío, secuestro, retención ilícita e incluso identificación post mortem en caso de accidente fatal.
El que el acta registral de nacimiento pueda ser modificada de manera voluntaria, resta seguridad jurídica a su uso, facilita la elaboración de documentación apócrifa en el negocio ilícito de tráfico de bebés, uno de los negocios internacionales más rentables de la delincuencia organizada. Un niño no tiene la madurez psicoemocional necesaria para elegir su identidad de género. Si muchos adultos presentan graves trastornos al “transitar” de un género a otro, con mayor razón debemos considerar que un infante no está en condiciones de tomar una decisión con tantas implicaciones en su desenvolvimiento personal, social y afectivo. La iniciativa plantea que incluso CONTRA LA OPINIÓN DE LOS PADRES, los menores podrán cambiar su inscripción registral natal, con solo manifestarlo, y contarán para ello con el apoyo del gobierno local, a través de la maquinaria legal del DIF estatal, con lo que se alienta a los menores a despreciar la autoridad de sus padres, que son los rectores naturales y legales de su formación y educación. En otras palabras, en su afán de imponer la ideología de género, esta caterva de diputados atenta incluso contra el orden natural del grupo familiar primario, al violentar la rectoría de los padres. NO EXISTE LA NIÑEZ TRANS. Así lo ha manifestado el Colegio Americano de Pediatría, asociación médica de prestigio y reconocimiento internacional. Este punto es materia de una próxima entrega. NO EXISTE NINGÚN PROTOCOLO MÉDICO CIENTÍFICO que avale que un menor sea identificado como niño TRANS, y esto es porque NO EXISTE SUSTENTO CIENTÍFICO PARA LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO, que se basa en la autopercepción, aspecto subjetivo, muy respetable cuando se trata de una persona adulta, pero absolutamente inadmisible en menores de edad, personas en proceso de formación que enfrentan panoramas confusos durante su adolescencia. Si una persona no está a gusto con su sexo biológico y decide vivir asumiendo un género diverso, puede hacerlo, pero esa decisión exige que sea mayor de edad, así como se exige mayoría de edad para todas las decisiones trascendentes en la vida de los seres humanos en sociedad.
Dice uno de los diputados locales que promueven la iniciativa, que el cambio de sexo biológico y nombre de menores en el acta registral es necesario para evitar el bullying -acoso escolar- de que algunos niños son objeto. ¿En serio? ¿De verdad creen en este disparate? Seguramente cuando le hagan acoso escolar al menor en la escuela, sacará su acta de nacimiento, y -automáticamente- cual “detente” presidencial, cesarán las burlas al menor. La falta de argumentos sólidos y válidos los lleva a invocar estos disparates. El acoso escolar, es un problema real, que debe atenderse con soluciones reales, no con estas pamplinas.
Dice otro diputado que están “muy preocupados” por la niñez y que ése es su objetivo primario. Seamos honestos. A este legislador y sus corifeos lo que les interesa es quedar bien con el grupo del arcoíris, por filiación o por interés faccioso, pero ése es su verdadero interés. Eso de que se preocupan por nuestra niñez es falso y ofende la inteligencia de los votantes. ¿Les preocupa la niñez? Si realmente les interesa la niñez, empiezan por atender los graves problemas que laceran y dañan a nuestros infantes en sudcalifornia.
Alcoholismo y drogadicción infantil. Cada día es más temprana la iniciación de nuestros menores en el consumo de sustancias de abuso, como el alcohol y el tabaco, e infortunadamente, ya hay registros oficiales lo suficientemente contundentes como para establecer que hay muchos menores en Baja California Sur, que consumen drogas sintéticas.
- Prostitución infantil. Los registros restringidos sobre el tema ya han sido ampliamente publicitados por la prensa local en diversos reportajes que han alcanzado cobertura nacional. En zonas específicas y horarios precisos han sido detectados menores que son explotados sexualmente en la zona sur del Estado.
- Violencia familiar y abuso sexual infantil. La violencia hacia los menores en el seno familiar presenta una elevada incidencia estadística estatal, y la cifra negra en abuso sexual infantil supera el 94%.
- Explotación laboral. En la misma zona turística referida en el apartado precedente, es fácil detectar a menores que son desertores escolares involuntarios, trabajando en la noche y madrugada vendiendo cigarrillos y otras sustancias, no precisamente legales.
- Diabetes infantil. Cada día aumenta el número de casos, y esto es fácilmente detectable en la propia estadística oficial.
- Obesidad infantil. Tenemos el primer lugar nacional en obesidad y sobrepeso infantil.
- Menores trabajando en campos agrícolas. Muchos de ellos en situaciones de precariedad y abuso sistemático.
- Maltrato infantil en la estancia DIF. Se han dado casos de menores que han tenido que escaparse de las estancias a cargo del gobierno estatal, por las precarias condiciones y el maltrato que denuncian.
Como podemos constatar entonces, existen graves problemas reales, debidamente documentados y con protocolos de actuación disponibles, que afectan a nuestra niñez y que requieren atención efectiva. La iniciativa en comento sólo tiene como finalidad imponernos la ideología de género y al mismo tiempo socavar la autoridad de los padres en el seno familiar primario. No permitamos que avance en el marco legal estatal, la imposición de la ideología de género, que al centrar su propósito en la niñez, abre la puerta a una escalada degradante cuya ulterior intención es normalizar la pedofilia y despenalizar la pederastia.