ABCdario / EL “AGUAJITO” DE MORENO

Por Víctor Octavio García Castro

 

Como todos los años, con rígida puntualidad, el ritual se repite en el “Aguajito de Moreno”, como seguramente sucede en muchas zonas y ranchos en el estado, sí las lluvias no llegan para la primera semana de agosto, lo peor de la sequía se hace presente con el abatimiento del pozo artesiano que surte de agua a los animales (reses); el triste drama me ha tocado ver por años y este no fue la excepción; dos semanas antes quedamos Ángel Gajón y el Pasy Real de ir a visitar al “Prieto” Sosa, pasarnos el día allá y preparar unas corvas con frijoles; así que el sábado después del desayuno ¡Fierros! para el “Aguajito”, día de mucho sol, calor y de tristeza ver cómo está el monte, seco y sin pronósticos de lluvias.

Los cirguelos del monte cenizos de secos, nada de frutas, las pitahayas dulces igual, cayéndose el capullo por falta de agua y las pitahayas agrias ni siquiera flor, triste escenarios, vaya ni liebres, pájaros azules ni chicharras rompieron nuestra monotonía; llegando al rancho donde había un matrimonio de visita –familiares de doña Cuca Savin, esposa del “Prieto” Sosa–, en tanto en el “Cirguelo e Muñoz”, Salomé Sánchez, el ranchero, solo y su alma, visitamos en pozo que sigue escarbando el “Cuto” Sánchez y no se ve para cuando alcancen el agua, a modo de chiste expresé que la última vez habían sacado una manojo de arroz seco que había pertenecido a la dinastía de Zhour 951-960.

Seguimos nuestra ruta hasta el “Aguajito” donde llegamos a buena hora para poner las corvas y el frijol en la lumbre, el compromiso de Ángel Gajón era que él los iba a preparar, así que se inmediato se dio a la tarea de lavar la olla, prender la lumbre y poner el agua mientras limpiaba el frijol, por cierto se rieron mucho de mí porque llevaba frijol malo, del más barato, y les dije que Rosario, mi señora, se enojaba mucho conmigo porque siempre compraba frijol corriente, “hermano, me dice Gajón, –a manera de recomendación–, compra frijol verde valle, es muy bueno, yo siempre compró de ese”, sin embargo la suerte del frijol ya estaba echada, varias horas en la lumbre pa’ que aflojara.

En ese rato llegó el “Prieto” y Nicolás que habían venido a La Paz al mandado, en los alrededores de los corrales varias reses y becerraje esperando que les dieran agua, así que no había que perder tiempo para echar a volar la motobomba, una vieja motobomba de gasolina portátil con la que bombean el agua del pozo a la pila, tenían tres días esperando que el pozo juntará agua para bombearla, como es una bomba vieja, con mañas, tardaron en encenderla hasta abatir el agua del pozo y de allí pasarla por desnivel a los abrevaderos del ganado, por suerte los 30 a 40 vientres que había esperando afuera de los corrales, todos tomaron agua e incluso ordeñaron tres vacas para preparar una “corazoncito” de queso de poco más de un kilo.

Teníamos tiempo que no íbamos pal “Aguajito” por lo de la pandemia, así que les dio mucho gusto vernos, como a las cinco de la tarde “apiaron” la olla con las corvas y el fríjol, con una nata de cilantro verde, vaya que quedaron buenas, una chulada, se aventó el Ángel Gajón, mi amigo de “clase mundial” con tan exquisito plato que acompañamos con tortillas de maíz, chiles de mordidas picados y unos sudorosos vaso de caguama modelo clara; en medio de la trifulca y la “guasanga”, hubo quienes se repitieron. ¡Qué Tal!.

En la tarde, a eso de las siete, ya que colaron café ¡Fierros! pa’ La Paz, después de haber convivido con el “Prieto” Sosa, doña Cuca Savin, Rosario hermana de doña Cuca y Nicolás Moreno, esposo de Rosario, un día que se salió de la rutina diaria para inscribirse en una de mis andanzas, de los hobbys que más disfruto. ¡Échense ese trompo a la uña!.

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