Por Víctor Octavio García
Desdibujada con la firma de la “carta de Madrid” –ultraderecha española– Lupita Saldaña insiste y persiste en quedarse con la dirigencia estatal del PAN en BCS con la complacencia de la dirigencia local que encabeza el tecnócrata Carlos Rochin; en lo que va de la semana se prendieron focos rojos en la militancia panista de Mulegé tras el arribo de Lorena Castro a Santa Rosalía enviada ésta por Javier Bustos para realizar proselitismo a favor de la senadora, la cuestión o quid del asunto es que la “labor de convencimiento” del señor Bustos, instruido claro está por mismísima Lupita Saldaña, es al más rancio estilo de los gánsters sindicales; cooptar el votó y la voluntad de los panistas haciendo nulo cualquier esquema de participación democrática.
La ex regidora Lorena Castro lleva la instrucción –acuerdo previamente “planchado” con Edith Aguilar Villavicencio, alcaldesa de Mulegé– de sentarse para “palomear” y contratar en el nueva administración solo a los panistas seguidores o aquellos que tengan comprometido su voto a favor de Lupita Saldaña, lo curioso del caso es el sospechoso silencio que guarda la atolondrada dirigencia estatal del partido y la actitud oficiosa y cómplice de la alcaldesa electa de Mulegé. ¡Qué tal!
Lupita Saldaña va con todo y por todo, lo de menos son las formas; su atropellado esquema de proselitismo partidista ha violentado los estatutos del partido, cuantimás el programa de acción; lo que importa es llegar, tal como ocurrió en su fallida campaña a la alcaldía de Los Cabos donde exhibió su verdadero rostro, no como una mujer política sino como una mujer con sed y hambre de dinero; aprovecho las experiencias de Luis Araiza y de Genero Ruiz –quienes pasaban la “charola” a los hoteleros y empresarios en el sur– para constituir un verdadero holding con aportaciones y donaciones de dinero que iban destinados para su campaña pero que nunca salpicaron más allá de su cerrado grupo de aduladores.
Allá en Cabo, la senadora todavía tiene y trae varios “pendientes”; sembró a su ex pareja, Raúl Ceseña Ceseña, como representante del gobernador, quien operó como un clásico “líder de colonias” obligando a los servidores públicos del gobierno del estado para que votaran por Lupita, el mismo esquema que quieren replicar en Mulegé con la complacencia de Edith Aguilar y el silencio cómplice de Carlos Rochin.
Luis Araiza, ex secretario estatal de turismo, pronto sobresalió como un eficiente “charolista” que recolectaba buenas sumas de dinero no para la campaña a la alcaldía sino para la candidata, de suerte que jamás operó política ni electoralmente, quienes lo hicieron fueron dos sobrinos de la senadora; Juan Carlos y Yesenia Ramírez, hijos de una hermana de la senadora; Luis Araiza era y siempre fue, por decirlo en palabras del “bajo mundo”, el típico “cobrador de la mafia”, triste papel. ¡Échense ese trompo a la uña!.
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