Por Víctor Octavio García
Hace un mes, días más días menos, Lupita Saldaña traía las velas desplegadas y los vientos a favor; las apuestas al interior del PAN se tazaban doble contra sencillo de que sería la nueva dirigente del partido en BCS; su regreso al senado y la forma cómo doblegó y se impuso sobre figuras menores del blanquiazul –Elizabeth Rocha y Javier Busto– que aspiraban a la misma posición que hoy la traen con la piola enredada, daban como un hecho su triunfo avasallador, inercias que cambiaron y están cambiando drásticamente con nuevas alineaciones en la justa interna por la dirigencia partidista; la semana pasada la fórmula encabezada por Maritza Muñoz y David Zamora construyeron excelentes alianzas políticas en territorios que se creían saldañistas; Los Cabos y Comondú, lo que modificó bruscamente la correlación de fuerzas en el proceso interno; el hecho de exhibirse con las elites del partido, con los beneficiarios de siempre con candidaturas, de aliarse con las alcaldesas panistas de Loreto y Mulegé para copar el voto de la militancia de a pie y amenazarlos con correrlos si no votan por la fórmula que encabeza, de estar acuerpada por la aquilosada y torpe dirigencia del partido, de contar con apoyos de testaferros como Herminio Corral y tener la venia de Armando Martínez, que “jala muy a huevo”, de Rigo Mares que quiere conservar sus privilegios, Eda Palacios que se ha mantenido al margen del proceso interno y Blanca Márquez que es como los pelos de zorra que se dobla para donde sopla el viento, con Marcos Puppo que jala de los “dientes para afuera” y con la “panista nueva generación” Sonia Murillo, que no trae nada ni representa nada ha pegado fuerte en el ánimo de los panistas de a pie, de ahí que los que llevan más de diez años excluidos y marginados de las tareas del partido les esté pegado duro sobre la línea de flotación, lo cual ha cambiado radicalmente las otrora expectativas triunfalistas de la senadora en medio del hartazgo, de un natural rechazo a más de lo mismo y sin “fieles de la balanza”, hechos que hoy por hoy han puesto sobre la reñida competencia interna una disputa “parejera” donde no hay nada para nadie, y lo mismo puede ganar una como la otra. ¡Échense ese trompo a la uña!.