Por Arturo Rubio Ruiz
El pasado 30 de agosto, El Frente Ciudadano en Defensa del Agua y la Vida en Baja California Sur, colectivo que aglutina a diferentes organizaciones de la sociedad civil sudcaliforniana, llevó a cabo una conferencia de prensa, en la que abordó la problemática actual del agua potable en la Ciudad de La Paz, enfocándose en tres factores: primero, la escasez y distribución del agua en la ciudad, segundo, los compromisos contraídos en campaña por los actuales titulares de la administración municipal y estatal, respectivamente, y tercero, las medidas efectivas a realizar para la solución del problema.
A grandes rasgos, la escasez del vital líquido es generada por
a) la sobre explotación del acuífero, que provoca la contaminación de los pozos por intrusión salina,
b) el exceso de concesiones otorgadas por CONAGUA mediante procedimientos cuestionables, y
c) la pésima administración municipal del agua, cuya red de abasto carece del mantenimiento adecuado, lo que genera fugas que oficialmente se estiman en un 47% del total del agua potable, lo que significa que cada día, en el municipio de La Paz, se desperdician VEINTISIETE MILLONES, SEISCIENTOS CUARENTA Y OCHO MIL LITROS DE AGUA. Esta pérdida de agua equivale a abastecer cada día DOS MIL SETECIENTAS SESENTA Y CUATRO PIPAS de DIEZ MIL LITROS cada una, o 25,134 tinacos de 1,100 litros.
Si bien la problemática es herencia de anteriores administraciones, ello no justifica que se normalice la excesiva pérdida del vital líquido y que no se resuelva eficazmente el problema. No es posible que se sigan atendiendo cuestiones no prioritarias, como lo hizo la administración estatal anterior, que, en lugar de reparar la red de agua potable y alcantarillado, se gastó más de mil millones de pesos en una muy cuestionada remodelación del malecón.
Atender las fugas y dar mantenimiento adecuado al suministro de agua, reduciría el déficit, buscando abatir lo más posible el 47% del volumen que se pierde diariamente.
La solución a la escasez de agua no es instalar grandes desaladoras, como equivocadamente afirman servidores públicos mal informados o con otros intereses, pues es la propuesta más costosa, tanto en lo económico como en lo ambiental, pues su instalación operación y mantenimiento implica enormes daños que no son considerados por quienes la proponen como la mejor opción. Algunos de éstos son:
La combustión de grandes cantidades de hidrocarburos para generar la energía eléctrica que demandan las desalinizadoras, significa la liberación anual de cientos de toneladas de contaminantes, incluyendo gases de cambio climático: Dióxido de azufre (SO2), Óxidos de Nitrógeno (NOx), Monóxido de Carbono (CO), Dióxido de Carbono (CO2); metales pesados como Vanadio (V) y Mercurio (Hg), así como la emisión de partículas de 10 y 2.5 micras, al igual que compuestos orgánicos volátiles (VOC), entre otros, perjudicando aún más la calidad de aire de la ciudad de La Paz, e impactando negativamente en la salud de la población.
El funcionamiento de las desalinizadoras produce centenares de miles de toneladas de salmuera al año, requiere de grandes cantidades de productos químicos para la operación y mantenimiento, mismos que, finalmente, en su mayoría, serían descargados al mar, lo que a corto plazo produciría una catástrofe en uno de los lugares marinos de mayor diversidad biológica del planeta, como lo es el Golfo de California.
¿CUÁL ES LA MEJOR OPCIÓN PARA ABATIR LA ESCASEZ DE AGUA?
1.- A un costo que representa menos del 10% del que implica la instalación de una gran desaladora, puede realizarse la reconstrucción de la pared de la laguna ubicada en la parte baja del vaso de la antigua laguna, al inicio del arroyo de Santiago, para retener una significativa parte del agua de lluvia de nuestra Sierra de La Laguna e incrementar la capacidad de nuestros acuíferos.
2.- Priorizar los proyectos de retención de aguas pluviales para la recarga del acuífero, así como los de tratamiento natural y avanzado de las aguas residuales para infiltrarlas y coadyuvar a detener la intrusión salina; dejando como última opción los proyectos de desalinización de agua de mar, debido a su nocivo impacto ambiental, a la salud pública, y su elevado costo social y económico.