ABCdario / AQUEL “RAITE”

Por Víctor Octavio García

 

En memoria de mi viejo, Félix Octavio García Collins QEPD y de mi maestro, Cirilo Gómez Medina QEPD.

 

De 1972 a 1974 recibí clases de inglés en secundaria con el profesor –en realidad no era profesor sino teniente retirado del Ejército– Cirilo Gómez Medina, del que solo aprendí a pronunciar y escribir “okey”, el inglés no era ni nunca fue mi fuerte, peor tantito en un cabeza dura de lento aprendizaje como yo, con todo y mi cerrazón me tenía una particular distinción, siempre me tuteaba como “García”, en lo personal le profesé mucho respeto y afecto, nunca se me olvida su imagen fumando en el salón de clases, no apagaba, con el mismo cigarro prendía otro, se desplazaba en un precioso automóvil Ford LTD 1970, cuatro puertas, color beige con el vinil negro que me gustaba mucho.

Pasó el tiempo, muchos años después le platique a mi papá QEPD las deferencias con las que siempre me distinguió en secundaria, y fue entonces cuando me confió del respeto y aprecio que él le tenía, dice que en 1954 o 1955, siendo muy joven antes de “juntarse” con mi mamá QEPD, en 1955, –meses antes de “robársela” después se casaría con ella únicamente por el civil– en un mes de septiembre llegando de Salinas Cruz, Oaxaca, donde había ido a visitar a mi abuela, había caído un chubasco muy fuerte, con mucha agua y viento, todos los arroyos estaban crecidos de orilla a orilla y le urgía ir a Caduaño para ver cómo estaba mi bisabuela y bisabuelo con  los que se creó, Tránsito de La Peña operaba un vehículo o autobús en el que transportaba pasajeros y el correo de La Paz a Los Cabos y viceversa por brecha o el camino viejo, tuvo la suerte de toparse con Cirilo Gómez en el mercado a quien le pidió un “raite”, Cirilo Gómez normalmente viajaba solo, impuesto andar en brecha solo y conocedor de la zona desde 1940, cuando llegó a BCS con el entonces Gral. Francisco J. Mújica.; Cirilo era un hombre de un gran corazón, servicial y respetoso, de allí que acepto a mi papá como compañero de viaje, creo que en ese entonces era Delegado de Gobierno en Santiago.

Dice mi papá que pasó por él muy temprano donde habían quedado de verse, antes de las seis de la mañana, y a darle, tres o cuatro horas hicieron para llegar a San Pedro desvarando la brecha con hacha y machete, cruzando arroyos poniéndoles tendidos de romerillos en la rodada para no atascarse, cortando atajos, emparejando cañadas y abriendo paso por donde se podía, odisea que se llevó dos días y una noche para poder llegar a Santiago al tercer día oscureciendo, prácticamente sin comer, una comida que dieron en dos días con don Antonio Ruiz Yeris en Buenos Aires, dieta que complementaron con agua y galletas roncadoras.

Haciendo peripecias y media cruzaron los arroyos de “Agua Blanca”, “Arroyo Hondo”, de San Antonio, San Bartolo, Buenos Aires, Los Barriles, Buena Vista, Las Cuevas y el mismo arroyo de Santiago en la Misión, ya que llegaron a Santiago donde se echaron un taco y tomaron café, Cirilo Gómez no dejo que mi papá se fuera a pie a Caduaño, así que decidió darle un “raite” hasta Miraflores, dice mi papá que la brecha había quedado intransitable al pasar por las “Milpillas” y “Agua Caliente”, el “raite” solo alcanzó llegar hasta ante de encumbrar la cuesta del “Agua Blanca”, por la corrida de agua y los destrozos que había dejado el chubasco, mi papá le guardaba mucho afecto y respeto, desde entonces hizo buenas migas con él, amistad que trascendió hasta sus hijos convirtiéndose años después en cliente frecuente del bar del hotel “Palomar” en Santiago.

La Vicky, su hija menor, es mi contemporánea, cursamos segundo y tercero años de secundaria juntos en Santiago, generación de la que recuerdo a mi hoy consuegro Gerardo Verduzco y su hermano German Verduzco, Rufino “Pino” Collins, a mis paisanos José Luis “Chichili” Amador y Alfredo “Fredy” Castro, Alma Fiol, Edna Durán, Georgina y Jorge Bustillos, Benito Castro, Gaby Castillo entre otros, así como a mis maestros Raúl Enrique Guerrero Montaño –director de la secundaria, luego sería sustituido por el nayarita Gonzalo Gordián–; Miguel Antonio Olachea Carrillo, Abigaíl, José Natividad, Nicolás Ruiz, Irma Zurita, Tomás García, la profesora Vargas –subdirectora de la secundaria–, Jorge Miranda, José Nuño, entre otros que recuerdo con gratitud, admiración y respeto.

Cirilo Gómez llegó a BCS con el General Francisco J. Mújica, al igual que Cirilo Mondragón, médico militar que se convirtió en toda una institución en Santiago y sus alrededores, excelente médico que murió muy cerca de cumplir cien años, tuve el gusto de conocerlo aunque lo traté poco, a él le debemos una valiosa aportación sobre la cura del tétanos, creo que aún le sobrevive su esposa, “Terucha” González Canseco de Mondragón.

Tanto Cirilo Gómez como Cirilo Mondragón, uno teniente del Ejército y el otro médico militar, eran originarios de Guanajuato, llegaron y se asentaron en BCS casándose con muchachas santiagueñas en los años 40’s; Cirilo Gómez con Virginia Cota, hija de don Alfonso Cota –a quien tuve el gusto de conocer– patriarca de una distinguida familia santiagueña y Cirilo Mondragón con “Terucha” González Canseco, de ricos comerciantes de Santiago y San José del Cabo, vayan para ellos nuestro reconocimiento y gratitud por siempre. ¡Qué tal!.

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