ABCdario / ¡AQUELLOS DÍAS!

Por Víctor Octavio García

 

. . . .“NO TIENEN VERGÜENZA”

 

En 1974, recién ingresado a la preparatoria, a la par entré a trabajar al gobierno del territorio como regador (jardinero), no era mi primera “chamba” aunque sí la mejorcita que había tenido hasta ese entonces, la obtuve mediante un “palancazo”, tal como ocurre actualmente; Antonio Amador, reconocido y respetado líder campesino apodado “Cálate lion” QEPD, habló con el gobernador del territorio, Ing. Félix Agramont Cota, para que a los dos jóvenes preparatorianos de Caduaño, Juan José Lucero y un servidor, nos diera “chamba” para sostener así nuestros estudios, el gobernador accedió y nosotros entramos a trabajar, a trabajar es un decir.

“El Cálate lion” era un líder campesino temido y respetado, seguido ponía a temblar a la novel clase política del entonces territorio recién formada por Hugo Cervantes del Rio, el célebre “Pico de oro”; un tipo astuto, inteligente, que no le temía a nada ni a nadie y algo más, hablaba muy bien el inglés vivió muchos años en Estados Unidos lo que le permitió tener buenos trabajos, eso sí siempre fiel al movimiento “hippie” que se vivía, al llegar de nuevo al territorio después de vagar varios años por los Estados Unidos, llego contratado como Gerente de una prestigiada empresa asentada en San José del Cabo, lo que le permitió codearse con la burguesía criolla josefina, una sociedad clasista en ese entonces donde reinaban no más de siete apellidos de familias muy conocidas; ganaderos, prestamistas, comerciantes, agricultores, maestros y burócratas de caché.

Practicante y promotor entusiasta del libre pensamiento acogido por el mundo de “Amor y Paz”, de ideas liberales -una especie de “lobo estepario” que se decía seguidor Ernest Hemingway y “Así habló Zaratustra” de Friedrich Nietzsche, pronto encontraría su “destino manifiesto” tras los recientes sucesos vividos en el país provocados por los movimientos estudiantiles de 1968 y de 1971, lo que le “abrió cancha” a sus ideas “existencialistas” empatadas con un movimiento campesino de protestas por la tenencia de la tierra que se gestaba en esos años en Caduaño, su tierra natal.

Con tales cartas credenciales entramos a trabajar de “regadores” (jardineros) al gobierno del entonces territorio con un sueldo de 735 pesos quincenales, recuerdo que teníamos un jefe inmediato a quien apodaban como el “Zorry”, una hombre mayor de edad que usaba gafas oscuras, de la camada del “Kilómetro” que cuidaba el parque Revolución, pronto se nos hizo poca cosa el “Zorry”, no recuerdo su nombre, y no le hacíamos caso, hacíamos lo que nos daba nuestra regalada gana, nos sentíamos protegidos por el “Cálate lion” y creíamos, o al menos teníamos esa percepción, que Agramont -así tuteábamos al gobernador- le tenía miedo, así que regábamos el césped (pasto) que estaba frente a la oficina del gobernador y el resto de los jardines no, en varias partes se comenzó a secar el césped (pasto), pero a nosotros nos valía madre, en lo que no reparamos fue que el “Zorry”, que nos veía como coyote regañado, nos ponía el dedo con Jesús “Cucho” Aragón, quien era el tesorero de gobierno (hoy secretario de finanzas).

Así como se nos hizo poca cosa el “Zorry” como jefe inmediato, se nos hizo poco el sueldo y solicitamos una audiencia con el gobernador, en ese entonces un día a la semana -creo que los miércoles- había audiencias públicas y quien se apuntaba veía al gobernador, nos tocó el turno de entrar al despacho del gobernador, el gobernador nos identificaba muy bien, más a un servidor que había sido líder estudiantil en Santiago donde le hicimos una huelga que nos permitió, meses después, entrevistarnos con el presidente Luis Echeverría en el paralelo 28, en Guerrero Negro, nos recibe el gobernador en su despacho y nos dice de entrada, “que se les ofrece jóvenes”, tomó la palabra y suelto al botepronto nuestra inquietud, y le digo, “Señor gobernador, venimos a verlo para ver si puede subirnos el sueldo”, el gobernador endurece el gesto, se nos queda viendo con las cejas arqueadas y nos dice, “no tienen vergüenza, quién va a creer que se está secando el césped en toda el área de tesorería, el “Cucho” Aragón está muy molesto con ustedes”, ante el fuerte regaño no tuvimos nada que decir salvo darle las gracias y salir espichados de su despacho, nunca reparamos que el “Cucho” Aragón, vía “Zorry”, nos había puesto el dedo; muchos años después tuve la fortuna de entablar una excelente relación con él ya como ex gobernador, con quien desayune un par de veces, en una ocasión aprovechando la confianza que se dio, le recordé pero el Ing. nunca se acordó, no que no se si fue porque se le olvido o por prudencia. ¡Qué tal!.

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