Por Víctor Octavio García
En memoria de dos grandes amigos; Manuel “Meño” Meza González y Julián Ornelas Manríquez QEPD
En febrero de 1997-98, no recuerdo bien el año, me invitó Manuel Meza QEPD, salir a buscar un “hijuelachingada” (venado), un hijo de él, ingeniero, trabajaba en la Comisión Federal de Electricidad en Hermosillo, Son., y quería llevarle carne seca, Manuel, a quien tuteábamos como “Meño” era muy especial, tenía su “metalito” (carácter), no le gustaba salir con muchos ni que se supiera que iba a “venadear”, “vamos a ir tu y yo, no le digas al “Vidorria”, quiero llevarle machaca al Iván (su hijo), pulpeáremos toda la carne, solo dejaremos los costillales, los huesos del espinazo y los “dentro” para nosotros, voy a llevar chiles guajillos y verdura para hacer un sancocho con los dentros para nosotros”, me dijo, recomendación que desobedecí; Julián Ornelas QEPD, buen amigo y compañero en las “venadeadas”, tenía días hablándome, quería salir a buscar un “hijuelachingada” y chingaba que en tal o cual parte había muchos venados, así que lo invité a contrapelo de lo que me había dicho el “Meño”, también era amigo de él, jugaban malilla en la casa del “Tiburón”, varias veces jugué con ellos aunque eran muy “machucheros”, no lo quise decir a Manuel sino hasta el día que íbamos a salir porque si le decía antes a lo mejor se arrepentía y no íbamos, así que espere el día de la salida para decirle, cuando le comente que lo había invitado pegó un pujido y dijo entre dientes, “ese cabrón se asolella hasta con una tortilla de harina”, al final su expresión fue de aceptación.
Manuel era muy bueno para cocinar, tenía buen sazón, hacía hasta tortillas a mano, así que compartimos la llevada del “bastimento” (comida); Manuel llevaría los trastes, frijol, arroz, verdura, manteca y harina para hacer tortillas, el Julián me había dicho que llevaría dos bacocos (pescados enteros) y media arpilla de ostiones, por mi parte yo llevaba café molido, azúcar, un pomo (litro) de tequila y un pollo entero para preparar un caldo, yo tenía el kit completo para hacer café; calentadora de agua, jarra y la bolsa para colar, una parrilla de varillas corrugadas con patas, la sombra una lona vieja que destendíamos para protegernos del sol y el sereno, salimos al mediodía con la brújula fija sobre los “mesquititos”, un viejo “paraje” venadero poco antes de llegar al “Conejo”, llegamos a buen hora para levantar el “paraje”, juntar leña y “peinar” esa misma tarde la zona a ver si veíamos “juella”, esa tarde vimos muchas “juellas”, así que nos sentimos seguros de “tumbar” un “hijuelachingada” al día siguiente, “pa’ la diez de la mañana vamos a estar haciendo el sancocho”, dijo Manuel; esa misma noche puso frijol a cocer y arroz que fue lo que comimos y cenamos con tortillas de harina que esa misma noche destendió en el comal, y salsa molacajeteada que prepararé; Christian, mi hijo, me había regalado una lámpara de gas, de capuchón, Colemán, y aluzaba muy bien, así que la prendimos y la colgamos en un brazo del mesquite donde estábamos “parajeados” para no gastar leña, hacía un poco de frío, así que nos echamos unos tragos de tequila y hablamos de la gente antes de acostarnos, al viejo modo, cuando comenzamos a destender los tendidos a ras de suelo escuchamos una cerrada platica entre el monte, una especie de “buruca”, en ocasiones subía de tono como si estuviesen alegando, no se entendía absolutamente nada, paramos oreja pensando que había otros cazadores cerca de nosotros, checamos de dónde provenía la “buruca” con focos de mano, hacía mucha luna, y no vimos nada, nos regresamos al “paraje” para acostarnos, al día siguiente nos esperaba lo bueno, salir formalmente a buscar un “hijuelachingada”, apenas nos habíamos acostado cuando de nuevo la “buruca”, nos dio “mala espina”, Manuel comenzó a especular que allí “espantaba”, que había que cambiar de “paraje”, volvimos a checar la zona, ahora más amplia alrededor del “paraje” y nada, de nuevo nos regresamos para acostarnos por segunda ocasión cuando otra vez la misma “buruca”, con la misma nos regresamos a checar, no sé cómo estuvo que el Julián echó la luz sobre a un palo San Juan y vio dos lechuzas paradas en un brazo seco, increíble, eran las pinches lechuzas las que hacían la “buruca”, verbigracia como si dos personas estuviesen platicando, las espantamos y nos regresamos pal “paraje”, Manuel insistía que era “mala señal”, que “algo querían decir algo”, que era de “mala agüero”, que había que cambiarnos de “paraje”, como ya no escuchamos la “buruca”, nos quedamos allí para salir al día siguiente, y en la tarde cambiarnos pal “paraje” con el “Balta”, que queda cinco o siete kilómetros por el mismo arroyo hacia adentro, ese día salimos y no vimos ni agarramos nada, como a eso de las tres de la tarde pusimos asar un bacoco que lo acompañamos con tortillas de harina, salsa y frijoles sancochados, para esto le dimos un buen bajón a los ostiones, ya que comimos decidimos cambiar de “paraje” ante la insistencia de Manuel.
Pardeando agarramos brecha pal “paraje” del “Balta”, poco antes de llegar, sobre el arroyo, “botó” un “hijuelachingada”, Manuel se “apió” con el .243 y lo siguió, al rato escuchamos un “pajuelazo”, el Julián y yo nos bajamos del carro y corrimos en chinga hacía donde habíamos escuchado el disparo, Manuel tendía tendido en el suelo un precioso venado de 8 puntas, gordo y carnudo, con la misma lo “paleteamos” pal carro, de todas maneras decidimos “parajear” allí en el “Balta” para asar los costillales esa misma noche y pulpear la carne, al día siguiente prepararíamos el sancocho, otro día no saldríamos, total ya teníamos la carne asegurada; esa tarde-noche levantamos el “paraje” allí en el “Balta” a la vera de un palo San Juan, hicimos un “atizadero”, colamos café, Manuel hizo tortillas de harina y asamos los costillales, la carne la dejamos destendida en los brazos del palo San Juan, otro día prepararía el sancocho y después de comer nos regresaríamos a esta ciudad; el hueso del espinazo lo prepararía con chile colorado en su casa donde nos invitaría a comer después que regresará de Hermosillo, tal como ocurrió. ¡Qué tal!.
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