Por Víctor Octavio García
Por omisión o por comisión. . .
Lo que por diversos medios informativos, columnistas de investigación y análisis políticos independientes se ha comenzado a diseminar, no sin cierta cautela, respecto a la intromisión abierta y criminal de distintos cárteles, especialmente en las entidades que circundan el golfo de California –corredor del pacifico– durante la pasada elección, en Baja California Sur no solo vino a reafirmar la sesgada actuación de las autoridades electorales –IEE e INE– en manos de grupos de interés y de gavillas, desde su instauración y en última instancia de intereses políticos que el narco les brindó autonomía pactada, sino su sometimiento a los dictados de los grupos políticos de poder y en la parcial y obscura actuación de las titulares en turno Rebeca Barrera y Marina Garmendia en sus respectivas instituciones, obedece primero a las indicaciones y a la permisividad de los grupos de poder y más recientemente, después del 6 de junio, a la inacción en el fundado temor a represalias y violencia de los grupos criminales. No es para menos, tratándose de amenazas que pasan a los hechos como ha venido sucediendo en los últimos sexenios, aquí los abrazos no balazos y las toneladas de dinero público tirado en forma de becas y pensiones no han rendido ni rendirán frutos.
En el caso del tristemente célebre IEE y su gerente en turno, los intereses familiares que pululan alrededor de Rebeca Barrera han doblegado al árbitro electoral sudcaliforniano convirtiéndolo en seductor platillo que se ha servido en la mesa de los grupos de interés, y como mecanismo de coacción para empoderar nuevas gavillas de políticos corruptos. O ¿Por qué tanto silencio ante las evidencias de intromisión de grupos criminales en la elección pasada?, aunque ya nada se pueda hacer dado que los plazos se cumplieron y se acallaron las voces de todos, absolutamente de todos los candidatos opositores a Morena, que bien sabido lo tienen porque la lengua protege al cuello y solamente en lo obscurito y quedito comentan a sus íntimos lo que verdaderamente pasó en la peor elección de nuestra historia, aún en aquellas dónde hace más de cuarenta años todos los entuertos electorales se hacían en el escritorio del gobernador.
Desde hace varios años ABCdario ha dado cuenta del “grupo Universidad”, grupo que se forma a finales del gobierno de Guillermo Mercado y se consolida durante el sexenio de Leonel Cota Montaño teniendo como líderes históricos a José Borges y a Graciela Sánchez Mota, grupo de interés o sedicentes gavillas del cual han salido o tomado alternativa en la vida pública y administrativa del estado secretarios de finanzas, diputados locales, analistas políticos en programas de radio, asesores, secretarios de educación, secretarios de desarrollo y claro, está, rectores, teniendo como base de operaciones el IFE hoy INE, de ahí la nítida explicación en cómo los órganos electorales –lo que fue el IFE ahora INE– han sido y están secuestrados por el “grupo universidad”, justo desde que José Borges asumió la entonces titularidad de Instituto Estatal Electoral allá por los años de 1996-1996, siendo Marina Garmendia una de sus alumnas –y secuaces– más aventajadas, apoderándose cíclicamente del IFE, hoy INE, actualmente en poder del llamado “grupo universidad”, la historia la conocen muy bien Rebeca Barrera y Marina Garmendia.
Ana Ruth García Grande, abogada nayarita que llegó al IEE durante el gobierno de Narciso Agúndez, fue quien abrió el caminito que hoy pretende alegremente recorrer Rebeca Barrera una vez que deje la presidencia del IEE en el estado; a Ana Ruth García la premiaron vía PT con una diputación federal por lista (plurinominal) por sus altos y honrosos servicios prestados a la causa de las “izquierdas” en el estado desde las cañerías del Instituto Estatal Electoral, Rebeca Barrera va por más; por una magistratura electoral ¡Qué tal!.
Basta ya, ya es hora de hacer una endodoncia, una limpia general en las instituciones electorales en el estado por el bien de nuestro inacabado proceso democrático en aras de que las nuevas generaciones no sigan topándose con las mismas inercias que tanto daño le han causado a nuestra democracia, y en eso de hacer “cosas indebidas” no cabe la equidad de género, lo mismo da un hombre que una mujer, así que no salgan culpando y satanizando a los críticos de misóginos como acostumbran para deshacerse de críticas y evitar así dar explicaciones. ¡Quhúbole!, quieren más o les frío un huevo.
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