Por Manuel Salvador Romero Navarro
- Profesor de la Escuela Normal Urbana “Prof. Domingo Carballo Félix”
Algunas características de las personas autorrealizadas, según Maslow considerando la teoría humanista, son las siguientes: Poseen un gran espíritu crítico y se rigen por valores éticos; son respetuosas y humildes; son tolerantes, no tienen prejuicios y disfrutan de la presencia de los demás. Estas características que coinciden con el enfoque de la Nueva Escuela Mexicana, considero no son privativos en los estudiantes, son parte de la esencia del formador si nos referimos a las escuelas normales.
En la Benemérita Escuela Normal Urbana se observa todo lo contrario, sobre todo en la gestión institucional. El viernes 27 de septiembre pasado, para algunos fue lamentable la forma de asumir el rol directivo, con el ejercicio del poder en su máxima expresión, de forma retadora, a gritos, la cabeza, con tal soberbia encaró la opinión de un docente y, aún cuando han existido conflictos institucionales, jamás había ocurrido esto, con tanta ira, sin medir palabras y si no hubiera sido por una maestra que llamó a la cordura, seguramente el “envalentonamiento” hubiera seguido y el clima del “colegiado” podría haber terminado todavía más denso, asfixiante.
No iba a expresar mi sentir, pero ya no es posible estar en una institución de donde egresé, a la cual le tengo un gran sentimiento y nos ha dado mucho a todos los que trabajamos en ella; pero la indignación es muy fuerte y esta Benemérita institución no se merece eso, tal vez nosotros sí nos merecemos al director que tenemos, nosotros “lo ratificamos” como nos señaló la Secretaria de Educación Pública, porque en la farsa que se hizo de la consulta, la balanza se inclinó un poco a que se mantuviera en la escuela, aunque casi la mitad opinó que ya era tiempo de hacer un cambio, sólo que el narcisismo del director no le ha permitido entenderlo.
A pesar de todo, nunca hemos pedido “su cabeza”, como le dije a la secretaria “más vale malo por conocido que bueno por conocer”, lo que espero más bien es que su arrogancia, sus mentiras y sus actitudes machistas, envalentonadas cambien, porque si vivimos reformas en educación básica y educación normal centrados en el humanismo, la crítica y la comunidad, nuestra actividad cotidiana tendría que estar también en esos enfoques; por ello, me pregunto; en realidad ¿A qué intereses sirve la gestión institucional? Porque decir públicamente que los comentarios tendenciosos de “algunos” maestros influyen en las decisiones del director, sin saberse cuántos o si en realidad es cierto que los haya, porque la credibilidad hace mucho desapareció, desde el comienzo de la actual gestión, porque se ha actuado sin asumir la responsabilidad y buscando en quien descargar esa responsabilidad, así cualquiera puede dirigir una escuela.
Ya no son los tiempos en los que la crítica y el discurso contestatario hacia las autoridades surgía en defensa del compañero o al menos por no estar de acuerdo por actitudes y discursos clasistas, porque es evidente lo que algunos docentes decimos, tenemos maestros de primera, de segunda y de tercera dentro de nuestra institución. El silencio de algunos que en otros momentos tomaban un posicionamiento puede decir muchas cosas, lo cierto es que el sabor de boca que ha dejado ese “colegiado” es muy triste para una escuela que en el discurso se habla de ser la más importante institución formadora de docentes de la entidad, tal vez demagogia pura; porque quienes sí tenemos apego aportamos a su consolidación y a las pruebas me remito.
La gestión institucional requiere tener como centro de su hacer el trabajo académico, pero ni siquiera lo administrativo aparece como actividad donde los trabajadores tengamos la posibilidad de conocer lo que se hace, hasta que se cuestiona se dan a conocer “gota a gota” lo que se hace y los recursos para operarlo. Dobles discursos que en realidad nos confunden más y difícilmente se aclaran.
Mi trabajo con los grupos y mi compromiso con la producción académica siguen, pero la desmotivación y la desesperanza por pensar siquiera en que algún día podamos construir una comunidad de aprendizaje, cada vez se vuelve más fuerte, los docentes cada vez nos vamos aislado más como aislados están los directivos, el humanismo se ha convertido en un discurso ideológico, utópico y contradictoriamente “estamos” formando en ese maravilloso enfoque.