Por Salvador Castro Iglesias
Llega el verano a Sudcalifornia (Baja California Sur), con temperaturas arriba de los 38 grados y sensaciones térmicas iguales al mismísimo infierno. Los Sudcalifornianos estamos acostumbrados desde siempre a salir a tomar el fresco que trae ese vientecillo vespertino llamado el coromuel y que nos refresca todas las tardes aquí en mi bella Ciudad de La Paz.
Tradición centenaria, salir al malecón en nuestros autos, llegar al malecón costero, estacionarlo y bajarnos para ver la puesta del sol, sentir el fresco atardecer, tomarnos un refresco, una chela (cerveza) y platicar con otros Paceños también acalorados en estas tardes de verano.
Bien dicen que hábitos hacen costumbres, cada tarde de verano salimos a pasear, hastiados de tanto condenado calor y a que nos pegue el aire. Yal vez vayamos al Coromuel (playa tradicional de los Paceños), a refrescar nuestros ardidos cuerpecitos y dejar correr el tiempo hasta que sea hora de volver a nuestros hogares.
Sin embargo este año y el que pasó tuvimos que cambiar nuestras costumbres centenarias. Nada de andar en las calles de nuestra Ciudad, mucho menos en el malecón so pena de que nos pesque desprevenidos ese condenado virus que nos tiene con el Jesús en la boca, el tal COVID-19 que la mera verdad pareciera que se ha ensañado con los Paceños, Cabeños, Comundeños, Loretanos y Muleginos.
Todos los días al abrir la página de Facebook leo que alguien conocido (y otros no conocidos también), pasaron a mejor vida, se los llevó Don COVID y la pena se hace presente, duele, se piensa y nada puede contener esa tristeza que da el saber que se fueron, así, sin despedirse de nadie.
Si, en verdad que duele, pero más duele saber que nos lo advirtieron “NO salgas de casa” y ahí vamos, a darle vuelo al vuelo, al malecón, al súper, a la calle, tengamos algo o no que hacer, ahí vamos.
Preocupante es en verdad, sobre todo que ahora con la supuesta vuelta de esta condenada pandemia, también se van los jóvenes y también algunos niños caray. Ya no es algo de adultos mayores ni nada de eso, ahora si ya no hay escapatoria, la única es volver al encierro, a pesar de los calores y la añoranza de aquellos tiempos que al parecer no volverán.
Análisis sesudos, ponencias Doctorales, explicaciones Científicas y demás parecen no convencer, tal vez pase que como el virus no se siente ni se ve al menos durante los primeros 15 días creamos ingenuamente que no existe, hasta que comprobamos que SI existe y ahí van directo al hospital, al crematorio o al panteón quienes no creyeron en él.
Gran problema para nuestras Autoridades que hoy son acusados de todo y de nada, culpables por no ejercer mano dura en contra de esos desgraciados seres humanos que no pudiendo resistir el encierro decidieron volver a sus reuniones con sus cuates a pesar de la advertencia reiterada de quienes tienen en sus manos el gravísimo problema de tratar de contener el virus, y acusados de no poder salvar a tanto inconsciente hoy solo atinan a buscar desesperadamente algún remedio o paliativos a esta pandemia.
No hay camas de hospital, ni medicamentos suficientes, mucho menos respiradores nos dicen, los hospitales sobrepoblados, camas insuficientes por este rebrote pero, con mucha tristeza la gente no hace caso y ahí andan en bola muy felices y sin conciencia.
¿Qué no puedo ir al malecón?, condenado Gobierno nos lo impide porque coaccionan mis derechos. ¿Qué no ande en bola con mis cuates ni haga pachangas?, mehhh, bola de aburridos y Dictadores.
Así somos, irrespetuosos, malcriados, irreverentes, y cínicos además al pretender culpar a otros cuando nos pega el COVID, entonces si alzamos airados nuestras voces para buscar algún culpable de mis desgracias (que yo mismo ocasioné).
“No vayan al super con sus nenes” nos dicen, pero valiéndonos chetos allá vamos, todos en bola porque así lo hemos hecho siempre, faltaba más.
“No salgan a las playas porque están cerradas”, condenadas colonas de coches repletos de Paceños queriendo ir a como de lugar a remojar nuestros cuerpecitos el mar de Balandra o al Tecolote, y obvio que nos detiene la autoridad y entonces arde Troya amigos, “Represores” eso es lo que son las Autoridades, no importa que nos digan que es por nuestro bien y bla bla bla. Son represores y punto.
La pregunta es “¿y si salgo que pasa?, en el mejor de los casos y si ya se tienen las dos dosis de vacuna tal vez no pase nada, pero también que a lo mejor si pasa pues las vacunas no son 100% efectivas, nos da un refuerzo pero leí por ahí que varios vacunados ya están en presencia del Señor.
Y para completar el cuadro depre, me entero que ya hay dos o tres o cuatro variantes del virus y que tal vez las dos dosis no sirvan para maldita sea la cosa y tengamos que volver a vacunarnos ¿Qué tal eh?.
Por lo pronto si no tienen nada que andar haciendo en la calle o en el malecón o en las playas no salgan. Compren alguna alberca de hule, una pileta grande, una olla grande o que se yo, pónganla en su patio o la sala y enfríen varios refrescos, cheves o lo que gusten tomar e imaginen que están la playa. No será por supuesto la mejor alternativa pero al menos estarán más seguros en casita y vivirán un poco más.
Nos leemos más adelante …