ABCdario / MUERTE Y DESOLACIÓN

Por Víctor Octavio García

 

En los inicios del 2000 (2002-2004), en una de mis típicas caminatas vi escenas que hoy se reeditan dramática y lastimosamente no solo en nuestro sediento estado sino en gran parte del noroeste del país provocadas por una seca que no cede ni da cuartel; en aquella ocasión caminé por el cañón de “Las Tarabillas” hasta empotrar con una vieja e intransitable brecha que va al Km 90, al rancho de don Cruz González, antes de encumbrar el cañón donde “llora” agua dulce de un talud tepetatoso que a su vez riega unas matas de sauces, palmas y un par de frondosos cirguelos del monte, esa vez no “lloraba” agua, el “batequi” estaba totalmente seco, no había ni para las avispas.

Fue tal mi impresión que llegando a La Paz le hablé por teléfono a Víctor Martínez Escobar –con quien mantengo buena amistad– para hacerle una sugerencia; “que parte del producto ilegal (pesca) que decomisaban, destinaran algo para construir abrevaderos de agua y comprar forrajes para los animales de la vida salvaje –especialmente venados– y se repartieran en comederos en zonas donde tienen su hábitat o hacen sus travesías; Martínez Escobar se desempeñaba como Delegado de Profepa y seguido hacía fuertes decomisos de productos ilegales (guateados) que a su vez eran donados al DIF, al asilo de Ancianos y algunas congregaciones religiosas, obviamente mi humilde y desesperada sugerencia nunca surtió efectos.

Deje el carro debajo de la sombra de los sauces y a caminar, no obstante que es una zona donde se han visto “liones” (pumas), me preocupe menos al ir viendo el dramático escenarios de animales muertos, tan así que me encontré una víbora de cascabel muerta disecada arriba de una piedra y me la traje para enseñársela a mis pitufos, en ese mismo año me enteré de viva voz de varios rancheros y cazadores haberse topado con carcajes de venados, zorras, coyotes, gatos monteses y mapaches muertos, independientemente de reses abatidas por el hambre y la sed, fue un año muy seco como el que hoy estamos viviendo.

Nunca le pregunte a Martínez Escobar por su falta de repuesta pero me imagino que fue porque la normatividad se lo impedía, una normatividad engorrosa que desactiva y desanima hacer cosas muy común en el gobierno federal, ese año murió mucho animal salvaje que con voluntad y un poco de iniciativa bien podía haberse evitado; ante la experiencia y lo que he vivido traslado esta misma inquietud a la cancha de los clubes de caza y pesca que existen en el estado, para que dentro de sus posibilidades  y voluntades diseñen alternativas y opciones para socorrer la vida salvaje en épocas de secas.

Los clubes de caza y pesca manejan muy buenos recursos provenientes de las cuotas  que le cobran a sus agremiados, de las UMA y de los torneos de caza y pesca, que bien pueden disponer parte de ellos para construir abrevaderos de agua, comederos y reforzar la vigilancia, la cuestión es que exista voluntad para hacerlo, iniciativa y sobre todo compromisos consigo mismo, los tiempos que vivimos han cambiado y nos obligan no solo a ser más responsables y solidarios sino a dar lo mejor de nosotros mismos en bien de la vida salvaje, en bien de todos.

Este año no he caminado mucho en el monte, ya por la pandemia, ya por el calor, ya por lo que usted guste y mande, lo que no cambia en nada el triste escenario que hoy se vive en todo el estado por la escasez de lluvias, crecimiento poblacional, mal uso del recuro hídrico, cambio climático que cada vez llueve menos y el abandono del plan hidráulico, ojalá el nuevo gobierno que está por estrenarse diseñe y trace estrategias y explore opciones para enfrentar con mejores herramientas y mejores medios las penurias que imponen las secas en BCS, ojalá. ¡Qué tal!

Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a victoroctaviobcs@hotmail.com