BALCONEANDO / ¡CUESTIÓN DE ENFOQUES!

Por Alejandro Barañano

 

Definitivamente la detención del ex gobernador de Nuevo León, JAIME RODRÍGUEZ “EL BRONCO”, confirma a todos los mandatarios estatales una constante convertida en regla: Que para evitarse problemas no hay que ser honrados, sino que solo basta con asegurarse de no entregar el poder a un rival.

Y el comentario está basado por los muchos casos de ex gobernadores que han estado postrados tras las rejas o bien que han sido investigados. Por ejemplo GUILLERMO MERCADO ROMERO aquí en Baja California Sur; o ROBERTO BORGE de Quintana Roo, o JAVIER DUARTE de Veracruz y que actualmente en prisión. O los casos sujetos a investigación en su momento como el de JAVIER CORRAL y CÉSAR DUARTE en Chihuahua, o el de SILVANO AUREOLES en Michoacán, ROBERTO SANDOVAL en Nayarit, o también el caso de RODRIGO MEDINA en Nuevo León, esto solo por citar algunos ejemplos, y donde todos tienen un común denominador: Perdieron el poder a manos de la oposición o de un enemigo político.

Ahora bien, el hecho de que hayan sido llevados a los tribunales por una vendetta no significa necesariamente que los delitos sean inventados. Los escándalos de ROBERTO BORGE en el paraíso del Caribe o de JAVIER DUARTE en Veracruz así nos lo hacen ver, pero también es cierto que el pretexto inicial para detener a “EL BRONCO” llama a la risa, por decir lo menos.

Y digo que llama a la risa porque está acusado por la participación que tuvieron algunos de sus sus funcionarios en tareas ajenas a su labor tal y como fue la promoción de firmas en apoyo a su candidatura presidencial, por lo que bajo ese criterio, luego entonces tendrían que ser llamados a cuentas todos los servidores públicos federales que están dedicados de lleno en este momento a impulsar la movilización de votantes por la dichosa revocación de mandato; incluyendo –no hay que olvidarlos– a los de nuestra entidad. ¿O NO?

Además la mayoría de los ex gobernadores terminan contrapuestos no solo con los dirigentes nacionales de su propio partido tras competir por la designación de candidaturas locales; o a veces por el simple choque de ambiciones entre fracciones dentro de su organización partidista, entiéndase y póngase como ejemplo el caso de CARLOS MENDOZA DAVIS, quien terminó aislándose y haciéndose presa fácil para una vendetta política o para convertirlo en “medalla dorada” para colgarse en el pecho del gobernador en turno. Tiempo al tiempo.

En el caso que hoy nos ocupa, el de “EL BRONCO”, no se trata de despertar simpatías ante los presuntos delitos de un hombre que, entre otras cosas, pedía que les cortaran las manos a los rateros –literalmente– sino tratar de entender conclusiones adecuadas.

Y lo digo porque el hecho es que el caso de “EL BRONCO” no abona para nada a una cruzada por la honestidad en las altas esferas del poder, como tanto quisiéramos que así fuera, sino a algo más turbio: El mensaje entre los de arriba de que lo importante en última instancia no es la honradez, sino ganar a cualquier costo o negociar a tiempo; por lo que mejor quienes to escribe seguirá BALCONEANDO. . .