Por Salvador Castro Iglesias
De un tiempo para acá pareciera que la violencia se ha vuelto algo cotidiano en nuestro País México.
El día de ayer pudimos ver y leer los actos de barbarie suscitados en el estadio La Corregidora de Querétaro causados por vándalos que sin importar el motivo por el cual causaron mas de 22 heridos en una gresca que la verdad se antoja totalmente animal y grotesca.
Las causas de lo anterior podrían tener muchas explicaciones, pero al final de cuentas privó el vandalismo y la barbarie entre seres humanos.
Cuando un País va descendiendo del diálogo a la agresión, comienza con frases separatistas que buscan sin lugar a dudas separarnos, dividirnos y crear encono entre clases sociales, alimentando un rencor ya ancestral que en lugar de unirnos nos dividen y crean la sensación de que somos dos México (Charios y fifís).
Se dejó de lado la cohesión para dar entrada al México bravo y salvaje que en resumidas cuentas no nos lleva definitivamente a hacerle frente a mejores alternativas para resanar, hacer olvidar y evolucionar como país.
El de ayer solo fue un ejemplo de como poco a poco van permeando las ideas salvajes, las de que aquí existen dos tipos de Mexicanos, que no vale la pena tener o aspirar a mejores condiciones de vida pues esto podría verse como un atentado a las ideas facistas de que somos diferentes.
Un discurso diario de odio y división alentado desde Palacio Nacional va cosechando día a día más adeptos y eso debería de preocuparnos a todos sin distingo de raza, posición social, creencias y preferencias.
No hay un discurso de unidad, solo de confrontación tristemente.
¿Qué nos espera mas adelante?, en verdad no lo sé, añoro en verdad aquellos días en el podíamos vislumbrar un México fuerte, unido, echado para adelante y no uno temeroso, acosado vituperado.
Por otra parte mis esperanzas se mantienen en momentos en que aquí en Baja California Sur los Sudcalifornianos nos unimos ante el avasallante incendio que se dio el día de ayer en la Población de Santiago, sin importar clase social o política, Autoridades, bomberos y pueblo en general salieron a combatir el fuego y luego unidos van creando redes de acopio para hacerles llegar a los pobladores de esa región, camas, comida, medicinas y demás en un acto de solidaridad.
Somos parte de una generación que asombrada e indefensa ve como día a día se desmorona este mundo que ingenuamente pensamos alguna vez heredaríamos a nuestros hijos, un mundo promisorio y lleno de posibilidades, de amor y de esperanza. La guerra entre Rusia y Ucrania pinta mal, muy mal y de momento no se ve una solución pacífica a ello, ante el asombro de muchos países que pensaban que la guerra ya había quedado atrás y que el diálogo se haría presente para buscar visos de solución.
Todos los días vemos como la violencia y los maleantes se apoderan de nuestro México, la Autoridades en veces se han visto rebasadas ya sea por indolencia o bien por estar coludidas con ellos. La justicia que tanto clamamos se escurre, se esconde y pocas veces vemos a los actores de la barbarie tras las rejas para seguridad de los ciudadanos.
¿Qué nos espera?, la verdad no lo sé, pero duele el ver como se resquebraja la unidad, la seguridad y la falta de acciones concretas para solucionarlas, mientras el país se desliza hacia la ignominia, el descrédito y la falta de seguridad.
Alguna vez alguien me dijo que vivir en Baja California Sur tenía sus ventajas porque nos separaba un golfo del resto del País, y en momentos como estos creo que tenía mucha razón, todavía es posible vivir en paz aún a pesar de que la violencia va escalando poco a poco y solo espero que esto jamás llegue a los niveles que ya se presentan en otras parte del país.
Urge que quienes dirigen los destinos de nuestro México querido tomen ya cartas en el asunto y se apliquen a buscar soluciones, dividir a los Mexicanos no es desde mi personal punto de vista una buena solución, esto solo nos llevará a ese abismo el que jamás pensamos llegar.
Que la barbarie se detenga, que en Palacio Nacional el residente temporal entienda que México somos todos, sin excepción, sin clasismos y sobre todo sin avivar el fuego del eterno resentimiento que nos va comiendo poco a poco llegando a casos extremos como el del Querétaro.
México requiere con urgencia mexicanos solidarios, que se unan no solo en casos trágicos como el incendio en Santiago, que se unan todos los días creando espacios y alternativas para el bienestar de todos.
Nos leemos más adelante …