ABCdario / INCERTIDUMBRE

Por Víctor Octavio García

 

1993-1994 fueron años muy difíciles y complicados para el país, la sucesión de Carlos Salinas marcó un parteaguas en la vida nacional tras una sucesión presidencial en medio de hechos sangrientos y del levantamiento armado en Chiapas que terminaron marcando el traumático fin del sexenio; agencias internacionales de noticias como la CCB, Reuter, CNN, France Prees, Ansa etc., sugerían a sus corresponsales en México utilizar chalecos de guerra; reporteros cubriendo sus fuentes vestidos con camuflajes militares protegidos con incomodos y pesados chalecos formaban parte del paisaje cotidiano, no obstante que los focos de desestabilización estaban focalizados la incertidumbre era total.

Guardando las proporciones hoy enfrentamos condiciones similares si es que no peores que hace 27 años, el país está sumido en una espiral de violencia con masacres todos los días, la economía de mal en peor, manifestaciones de inconformidad por doquier y un ambiente enrarecido, polarizado y crispado que en nada abonan a la unidad y la reconciliación nacionales, es tal la decepción e inconformidad que en amplios sectores de la sociedad, de arriba, de en medio y de abajo, le apuestan a que le vaya mal al presidente López Obrador para que de una vez nos lleve la chingada; de ese tamaño es la desesperación, la impotencia, la inconformidad.

Hace 27 años, en medio de asesinatos políticos y de levantamientos armados, Carlos Salinas tuvo que recurrir al magnicidio (asesinato de Colosio) para salvar su sucesión; en aquel entonces no existían redes sociales y la situación económica del país era mucha más estable que ahora, la política fue la que falló con el mal manejo de los grupos de interés que terminaron haciendo blanco en los niveles de flotación de la sucesión presidencial y el levantamiento armado en Chiapas como la cereza del pastel, escenarios mucho más tersos que los que hoy se manifiestan, 27 años después.

El país ha cambiado, lo que no ha cambiado son el desgaste y las contradicciones que surgen del ejercicio del poder, hoy existen las redes sociales que son mucho más poderosas que cualquier levantamiento armado e incluso que la oposición que pudiesen presentar los partidos políticos, tema donde el presidente López Obrador va perdiendo terreno, su estrategia estelar de las conferencias “Las mañaneras” comienzan a registrar el efecto de la tercera ley de Newton que dice que cuando “se ejerce una fuerza sobre otra, está ejerce mayor fuerza en sentido contrario a la primera”, que quiere decir, que los dichos del presidente cada vez se creen menos.

A diferencia de Salinas que operó su sucesión bajo condiciones muy complicadas y extremas, López Obrador está haciendo exactamente todo lo contrario, le está echando más leña a la hoguera; sus discursos se han endurecido contra las clases medias y se ha recrudecido la persecución contra periodistas lo que ha ocasionado que la credibilidad del presidente esté cada vez más cuestionada, pareciera que aún no acierta en dimensionar el tamaño de la crisis de ingobernabilidad que está generando con su actitud “peleonera”, hostil y autoritaria, en España José Luis Zapatero cayó no por la rebelión de las clases medias ni por la oposición de los partidos políticos, sino por el poder devastador de las redes sociales, tema que tampoco han administrado no obstante el manejo y control que tienen sobre las redes sociales, cientos de miles de bots que operan a su favor y el ejercicio autoritario y cerrado del manejo de la información oficial.

Cierto, no hemos visto y ojala no veamos reporteros vestidos con camuflajes militares enfundados en pesados y estorbosos chalecos, ojalá que el presidente recapacite a tiempo, el horno no está para bollos. ¡Qué tal!.

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