ABCdario / PORRAS RÁ, RÁ, RÁ

Por Víctor Octavio García

 

La decisión de Alfredo Porras de dejar el PT para sumarse a la bancada de Morena en la Cámara baja, es una decisión que se veía venir desde hace tiempo; desarropado y utilizado como desechable por los regenteadores de la franquicia del Partido del Trabajo en BCS –Narciso Agúndez y Luis Armando Díaz– empedrarían el camino de su salida (“estampida”), todo era cuestión de tiempo. Veamos, cuando se iniciaron los aquelarres por la candidatura coalicionista Morena-PT a la gubernatura del estado, Alfredo Porras fue de los primeros que levantó la mano para decir “yo también la quiero”, no obstante que el “Chato” Porras –como lo tutean sus íntimos– había aireado sus aspiraciones tempraneras, en el PT lejos de apoyarlo y arroparlo lo aislaron trabajándole las contras; Narciso Agúndez tendió puentes con Víctor Castro Cosio sumándose al proyecto del morenista dejando al “Chato” Porras chiflando en la loma.

Al no ser candidato a la gubernatura –de hecho nunca tuvo la más mínima posibilidad– buscó y logró la reelección como diputado federal, tema que tampoco le fue fácil; Narciso Agúndez siempre mantuvo el dedo en el renglón para que el candidato coalicionista a la diputación federal fuese Luís Armando Díaz y no Alfredo Porras, una vez más su antiguo aliado y cómplice con quien compartió siete meses de estadías en el CeReSo, se le atravesaba dejándolo al garete.

Para el “Chato” Porras que va por su último acto de supervivencia política –diputación federal– a fin de hacer su “guardadito”, las “jugarretas” de Narciso Agúndez y de Luis Armando Díaz simple y llanamente no tienen madre, así que era solo cuestión de tiempo para asestar la puñalada trapera, y para un político muerto en vida como el recién reelegido diputado federal que ha andado de partido en partido, que traicionó a sus tutores políticos –Guillermo Mercado y Leonel Cota– sin el menor pudor, cuyo paso por la cámara de diputados resulto mediocre, gris e intrascendente, que le vale madre BCS, que siempre va por lo suyo, se puede esperar todo menos lealtad y gratitud.

De hecho habría que recordar su paso por la LIV legislatura federal como un  tierno y acomedido “pajecito” de Gerardo Fernández Noroña, siempre cuidándole las espaldas, ese es el “Chato” Porras sin filtros, un tipo sin escrúpulos y sin pudor, verbigracia como los musulmanes que no tienen patria ni estado, ahora habrá que ver y esperar cómo se sigue desgranando la mazorca al interior del petismo agundista donde existen crecidas amenazas de más deserciones y renuncias partidistas, temas que la prensa local ha manejado con puntualidad tras airear los sonados desencuentros que ha sostenido Narciso Agúndez con Oscar Leggs en Los Cabos, todo por querer imponer a sus condicionales en puestos claves en la próxima administración.

Luis Armando Díaz y Christian Agúndez son diputados locales ungidos en medio del nepotismo y de más de lo mismo, y ambos quieren liderar la junta de gobierno y coordinación política de la XVI legislatura a sabiendas que quien va a esa posición es un operador político cercano al gobernador electo y no una posición sujeta negociaciones interpartidistas y cupulares, temas que el ex gobernador no ha dejado de insistir en aras de quedarse de lo perdido con lo que aparezca. ¡Échense ese trompo a la uña!.

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