DOS PALABRAS / PROLEGÓMENO

Por Flavio Díaz Mirón

 

¿Por qué la derecha y la izquierda necesitan de arquitectura tradicional?

 

Este texto consiste en una serie continua que culminará un libro. La tesis central del libro argumenta que la arquitectura tradicional conviene tanto para grupos políticos que se clasifican generalmente como de ‘derecha’ así como de ‘izquierda’. Utilizo la herramienta de ciencia política de ‘derecha–izquierda’ no para esclarecer o evidenciar, sino para simplificar las complejas acciones políticas de grupos e individuos que ejercen influencia sobre la ‘cosa pública’ de maneras unilaterales o multilaterales, virtuosas o viciosas, autoritarias o democráticas.

Asimismo, sostengo que el binomio ‘derecha–izquierda’ sigue teniendo relevancia para explicar la política. Concedo que las nociones de ‘derecha’ e ‘izquierda’ tienen sus raíces en el periodo revolucionario francés, no obstante, las motivaciones primarias de ambos grupos han existido desde milenios atrás hasta el presente, por más que se niegue ahora, a principios del siglo XXI.

Por ejemplo, la total igualdad con que la sociedad espartana vivía era comparable con una sociedad comunista, en la cual la propiedad privada era hondamente desalentada, y los hijos de madre y padre espartanos compartían casi todo: comida, vestimenta, muy pocos lujos, entrenamiento marcial, educación, religión y vida social (a un gran costo de las otras sociedades no espartanas que existían bajo su yugo). Aquello podríamos decir que iría en la categoría de ‘izquierda’ porque de igualdad se trata y la igualdad es un valor que la ‘izquierda’ pregona mucho más que la ‘derecha’. Otro ejemplo, a diferencia de Esparta, sus contemporáneos atenienses también buscaban la igualdad pero de una manera muy diferente, los atenienses creían que casi todo el mundo–hijos de atenienses, comerciantes, artesanos, campesinos, obreros y algunos extranjeros–podían participar en las tareas de gobierno así como en las decisiones importantes de Estado, v.g., decidir si declarar o no la guerra o el cobro de impuestos; esto mientras que en Esparta el poder político era aristocrático u oligárquico, es decir, sólo los hijos de madre y padre espartanos podían participar en la política, excluyendo comerciantes, artesanos, obreros, campesinos, extranjeros y por supuesto esclavos.

Ambos ejemplos que acabo de mencionar sirven para distinguir lo complejo que es la política, si bien, los dos ejemplos tratan de un valor que la ‘izquierda’ favorece, se nota que el valor igualitario puede perseguirse de maneras muy diferentes, una manera oligárquica y otra democrática, pero ambas virando hacia la ‘izquierda’, hacia la igualdad de oportunidades o de resultados, ya sea para un reducido grupo privilegiado o para un grande y diverso electorado.

Ahora bien, ¿y en qué consistiría un ejemplo de ‘derecha’? A la ‘derecha’, se le entiende aquí generalmente como la motivación política que privilegia en un primer plano la libertad individual sobre la voluntad social o de un grupo, asimismo, a la derecha se le asocia más con el conservadurismo y el libre mercado, porque a diferencia de quitar el capital de unos para distribuirlo a otros, se respeta la propiedad privada por encima de todas las cosas, y a medida de lo que es aceptable para una sociedad o grupo, se persiguen virtudes que conservan tradiciones que generen cierta estabilidad.

Un ejemplo sería la potestad de la educación, si se es de ‘derecha’ uno se enfocaría en cultivar la excelencia en la educación, pero si se es de ‘izquierda’ la prioridad sería más bien combatir primero las supuestas injusticias o desigualdades que existan entre estudiantes para después formar una relativa suficiencia educativa o capacidad académica. Individuos o grupos de ‘derecha’ no tendrían problema alguno con una educación descentralizada, privada, religiosa, inclusive con una educación en casa, por el otro lado, individuos y grupos de ‘izquierda’ priorizan una educación pública, gratuita, obligatoria, laica, dada por servidores públicos con la misión de formar las mentes de nuevas generaciones conforme a una visión progresista de Estado. Pero la cosa no es así de simple. Haciendo un ejercicio de imaginación, ¿en dónde colocaríamos a los Estados islámicos que tienen una educación obligatoria y al mismo tiempo religiosa? Vemos que el binomio ‘derecha–izquierda’ no bastaría para explicar el caso, pues, tendríamos que recurrir a un análisis de las formas de gobierno que son virtuosas o viciosas, y otras peculiaridades que no serán el tema central de estos escritos.

Hasta aquí he considerado suficiente hacer un bosquejo de los términos políticos ya mencionados y comenzar el tema toral del cual tratará el libro, con la ayuda de la siguiente pregunta: ¿Por qué la derecha y la izquierda necesitan de la arquitectura tradicional? Por supuesto, que sería conveniente empezar ya a responder esta pregunta, mas algunas incómodas convenciones debo seguir para respetar la prudencia del lector y que éste sepa exactamente a qué me refiero con arquitectura tradicional y que no le quepa la mínima duda sobre a qué me refiero en cuanto a diseño y construcción de edificios y de espacios públicos “tradicionales”.

Pues bien, la arquitectura tradicional yo la considero como aquella que usa materiales de construcción los cuales provienen de la naturaleza, es decir, que son naturales y renovables, con métodos de construcción que han sido transmitidos por generaciones, y es aquella que se encuentra fuertemente enraizada a un territorio y clima determinados. Entendemos, entonces, que la arquitectura tradicional comprende muchos tipos diferentes de edificios y estructuras y, a menudo, se le puede referir como arquitectura vernácula; otros la describen también como arquitectura regional, y a veces, se le llama también arquitectura clásica.

El calificativo “tradicional” es un simple término paraguas, el cual he decidido que abarcará todas las construcciones típicas realizadas por el hombre, con las características previamente mencionadas, hasta finales del siglo XIX o propiamente hasta el siglo XX –cuando las escuelas de arquitectura de la mayoría de los países desarrollados abandonaron completamente la arquitectura tradicional por formas de diseño y construcción más “modernas”.

Para ilustrar mejor esta definición, conviene precisar algunos de los siguientes puntos en el sentido inverso. En contraposición a la arquitectura tradicional, la arquitectura moderna –o modernista– depende sustancialmente de materiales de construcción que no provienen de la naturaleza, es decir, de materiales que no son naturales ni renovables; se deciden por usar materiales de construcción sintéticos o artificiales, manufacturados por el hombre y en gran parte gracias a la industria petroquímica. Asimismo, la arquitectura moderna toma bastantes formas diferentes, v.g., se le solía definir como arquitectura funcional o funcionalista (la cual tiene orígenes en Europa y Estados Unidos), sin embargo, ahora puede confundirse con la arquitectura minimalista, y también pasó por varios cambios y modas como por la arquitectura deconstructivista, la arquitectura brutalista, la arquitectura postmodernista, y la más reciente transfiguración llamada arquitectura parametricista; la cual esta última depende, casi por completo, tanto en su diseño como en su construcción, de máquinas y programas de cómputo.

Lo anterior no significa que la arquitectura tradicional carezca de etapas y transformaciones, por supuesto que vivió varios tipos y periodos diferentes, como la arquitectura clásica proveniente de Roma y Grecia antiguas, la arquitectura medieval, la arquitectura románica gótica, la arquitectura gótica, la arquitectura renacentista, la arquitectura neogótica, la neoclásica, neorrenacentista, la arquitectura del art-nouveau o arquitectura modernista (como se le acuñó en varias regiones de España), por mencionar sólo algunos ejemplos. Y esto ubicándonos en Europa y América, no obstante, en diferentes partes del mundo también contaban con su propia y rica arquitectura tradicional, que desgraciadamente, han dejado de construirla y la han sustituido por la misma arquitectura moderna de occidente; esto último, de hecho, constituye un fenómeno global, basta ver una fotografía de Shanghái, Estambul, Bangkok, Río de Janeiro o Ciudad de México y percatarse que no hay mucha diferencia en el entorno construido.

Ahora, espero que el lector tenga listo en su mente una noción mucho más informada que en el principio sobre lo que es la arquitectura tradicional para comenzar el argumento de por qué la derecha y la izquierda políticas necesitan ambos de ella. Quizás como podrán haberse percatado, el presente texto está dirigido al público en general, no especializado en los campos de la arquitectura, urbanismo, ni de la ciencia política. Pero sí concierne, creo yo, específicamente al interesado en mejorar la calidad de vida de una comunidad a través de la transformación de edificios y espacios públicos, sin la necesidad de pertenecer a un partido político, o ser de ‘derecha’ o de ‘izquierda’. Además, adviértase, que se argumentará en base a un razonamiento lógico conectado al mundo real-empírico, el de los hechos. En cambio, la conjetura teórica sin fundamento basado en la realidad será especialmente suprimida. Por ende, la Teoría Crítica, la Perspectiva de Género o las ideas de Heidegger sobre la fenomenología no se abordarán en este libro.

 

Flavio Díaz Mirón Rodríguez

Pdte. INTBAU MEXICO

diazmiron.flavio@gmail.com

intbaumexico.com