DOS PALABRAS / JURAMENTO HIPOCRÁTICO

Por Flavio Díaz Mirón

 

Aquel juramento reservado solo para médicos debería ser jurado también por urbanistas. Debido a que los urbanistas de hoy están más interesados en los procesos técnico-administrativos, es decir, en la gestión de reglamentos y directrices urbanísticas, el urbanismo verdadero, junto con su potencial para incrementar la calidad de vida de los ciudadanos, está lejos siquiera de proponer proyectos que mejoren el contexto dentro del cual las sociedades pueden desarrollarse. Desgraciadamente, la sociedad mexicana vive con más frecuencia en ambientes sedentarios, obesogénicos, y patológicos. Si queremos revertir esta situación, se les tiene que someter a los urbanistas al juramento hipocrático o algo parecido.

Pese a que gozan de prestigio (solo entre sus colegas, pues el ciudadano promedio no sabe a qué se dedican), el urbanista mexicano se ha especializado en empeorar la salud de sus conciudadanos. En 2021 se reportó que 73% de adultos mexicanos tenían un peso por encima de lo saludable (Dr. Carlos Aguilar Salinas del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán). En el mismo año, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición encontró que, el 42.9% de personas de 12 a 19 años presentan sobrepeso, asimismo, el 37.5% de niñas y niños de 5 a 11 años en México también presentan sobrepeso.

A nivel internacional México ocupa los primeros lugares con más prevalencia de obesidad, y esta está asociada con factores de riesgo y enfermedades crónicas (Dr. Ismael Campos Nonato del Instituto Nacional de Salud Pública). Según investigadores, los factores de riesgo que contribuyen al desarrollo de sobrepeso y obesidad son patrones dietéticos y de inactividad física; en palabras del Dr. Campos Nonato: “vivir en áreas sin planificación urbana”. Los urbanistas, en vez de concentrarse en el reparto del poder para reglamentar o en perspectivas que no sirven para nada (p. ej., la más reciente perspectiva de género), podrían realizar proyectos que, como dice ONU-Habitat, promuevan la accesibilidad a servicios y fomenten la actividad física.

Lo anterior no podrán hacerlo si no abandonan sus dogmas y, en cambio, apliquen un urbanismo tradicional. En otras palabras, entre más incorporen elementos del modelo tradicional de urbanismo, sus connacionales gozarán de más salud.

Como ciudadanos conscientes de nuestro derecho a la salud y a la salud de las siguientes generaciones, tenemos que recordarles a los urbanistas que el caminar no es opcional ni algo recreativo, sino al contrario, el caminar es la forma más conveniente y sana de transportarse, y debería ser la principal forma de movilidad. De hecho, se reconoce en el extranjero que el transporte peatonal es la principal forma de movilidad para las mejores ciudades. Para las mejores ciudades, en lo que se refiere a satisfacción de movilidad, el siguiente nivel es la bicicleta: en Ámsterdam, Utrecht, o varias ciudades de los Países Bajos prácticamente todos andan en bicicleta (p. ej., niños, adolescentes, adultos y personas mayores) y ocupan el puesto número 99 del ranking mundial de obesidad con las tasas más bajas de la Unión Europea. Al contrario, México ocupa el puesto número 2 del ranking mundial de obesidad y el vergonzoso puesto número 1 con más casos de diabetes en el mundo.

Sorprendentemente, hay más jubilo entre urbanistas por sus “logros” en administración urbana y la “importante” incorporación de la perspectiva de género. Ergo, debemos someterlos a un juramento hipocrático, en el cual den su palabra para mejorar la penosa situación que viven sus connacionales, o de plano quitarles su licencia, porque claramente no están trabajando para el bien de la sociedad sino para el bien de ellos mismos.

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) enseña a sus estudiantes de medicina sobre aquel juramento que solo los médicos hacen. El juramento hipocrático es un compromiso que fue escrito como un lineamiento de ética médica, y aunque las palabras han cambiado con los tiempos, el contenido general es el mismo: se jura un respeto para aquellos que impartieron su conocimiento médico, y para los pacientes con la promesa de tratarlos con el mejor conocimiento.

El urbanista cubano-norteamericano, Andrés Duany, fundador del Congreso del Nuevo Urbanismo, recalcó en una conferencia en el Reino Unido hace unos años que el urbanismo actual carece de un componente ético. En su charla explicó el porqué es tan difícil hoy hacer urbanismo, dado que existen bastantes regulaciones impuestas después de las ocurrencias de los urbanistas de la posguerra (ocurrencias que, cabe mencionar, hoy se implementan en México de manera habitual).

México necesita urgentemente de un urbanismo ético que se preocupe por la salud de sus habitantes, creando comunidades con la mayor accesibilidad a servicios y fomentando la actividad física. Existen bastantes maneras de lograrlo, pero para eso, se deben dejar atrás los experimentos de la planificación industrial y la concepción modernista-funcionalista centrada alrededor del coche.

 

Flavio Díaz Mirón Rodríguez

Presidente INTBAU MÉXICO

diazmiron.flavio@gmail.com